Artículo de Ángeles González Sinde

Empleadas de hogar: un ejército silencioso

En un país cuyos horarios laborales impiden la conciliación, unas mujeres accedemos al mercado laboral gracias a un ejército disciplinado de otras

Leonard Beard

Leonard Beard

Ángeles González-Sinde

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Es una página de vecinos que te permite intercambiar información: ¿Alguien conoce un buen fontanero? Ofrezco clases particulares de matemáticas. Me gustaría salir a caminar con un grupo. Regalo cama nido. Busco bicicleta estática. Encontradas llaves en el parque de las Minas. Perdido gato joven.

El otro día se armó la marimorena. Un tal David publicó el siguiente anuncio: Servicio de masajes a domicilio, relajante, sensual, sexual... ¡¡tú eliges!! Discreción absoluta. ¡¡Mensajes por privado!! Empezaron los comentarios: No me parece el foro adecuado. Si esto se convierte en un espacio para la prostitución me doy de baja. Otros eran tolerantes: Cada uno que haga lo que quiera. Debemos respetar la libertad ajena. Al fin, un vecino puso el punto sobre las íes: Según nuestro ordenamiento jurídico ejercer la prostitución es legal. La ley solo prohíbe anunciarlo en medios como este, a los que tienen acceso menores.

Me reí. Pero inmediatamente después eché de menos una polémica similar cuando los anuncios son de este tenor (es literal, no he cambiado ni las comas): Hola. Busco chica interna de servicio con experiencia demostrable en España para llevar la casa, comida, limpieza, plancha, también experiencia con niños pequeños y bebés. Persona activa y muy cariñosa. Incorporación inmediata. Tenemos dos perros. De lunes a sábado al mediodía. Disponibilidad para viajar en vacaciones y fines de semana. Por favor, abstenerse personas que no cumplan los requisitos. Gracias.

¡Abstenerse personas que no cumplan los requisitos! ¡Y también sindicatos y abogados laboralistas y organizaciones no gubernamentales que velan por los inmigrantes o se caerán de culo del susto! ¡Ofrecemos poco menos que la esclavitud! ¡En pleno 2022! ¿¡Cómo no repara quien redacta el anuncio en que incumple chopocientas leyes básicas: jornadas que exceden las 8 horas, menos de dos días de libranza?! Con lo que se ha hablado de la reforma del régimen de empleadas de hogar, ¿no le suena de nada? ¿Y no se avergüenza? ¿¡Y cómo no menciona la contraprestación: alta en la Seguridad Social, condiciones de la vivienda, remuneración por desplazamientos, horas extras...?! Más que una oferta de empleo es una pesadilla. Y encima tiene que ser cariñosa, es decir poner en juego su emotividad, sus afectos que también se contratan. Se le exige un trato humano, pero ¡¿y los jefes?! ¡Qué secos, qué ogros, qué poco capaces de ponerse en el lugar del otro! El anuncio destila desconfianza, pero la paradoja es que, tras apenas una breve entrevista personal, abriremos nuestra casa, nuestra intimidad y dejaremos a nuestros pequeños en manos de esa desconocida, cosa que no haríamos con ninguna otra persona. Es una de las muchas contradicciones de la relación empleadora-empleada de hogar.

Yo también tuve empleada interna cuando mis hijas eran pequeñas. Me avergonzaba profundamente contribuir a esa dinámica atávica y perversa, en que una mujer simplemente porque es más pobre vela por otra. Consciente de que el sacrificio de esas mujeres me permitía a mí ejercer un oficio que no conoce horarios, procuraba cumplir con mis obligaciones de empleadora. No sé si lo conseguí.

En un país cuyos horarios laborales impiden la conciliación, unas mujeres accedemos al mercado laboral gracias a un ejército silencioso y disciplinado de otras. El que cito no es el único anuncio en esta página vecinal. Otros incluyen preferencia por una nacionalidad concreta, por ejemplo, filipina. Otra anormalidad inconstitucional. Nadie se escandaliza ni protesta. No choca que tantas mujeres estén dispuestas a aceptar un trabajo tan exigente a cambio de alojamiento, aunque alargue hasta el infinito su jornada. Les permite ahorrar y sobrevivir allí donde la vivienda es inalcanzable. Tampoco sorprende que las ofertantes se llamen Cristina, Carmen o Adela y las demandantes sean siempre Dayanas, Leslies, Shilvanas o Escarlets. Las empleadas de hogar por fuerza son mujeres y foráneas. Por lo visto, los hombres ni saben limpiar ni cuidar niños o ancianos. Y no inspiran confianza.

Volví a pensar en el anuncio de David. Estaba bien que, por una vez, un hombre rompiera un estereotipo, pero claro, para un varón es fácil ponerse en juego. No corre los riesgos a los que se expone una mujer cuando ¿se prostituye? Pero, ¿son los masajes prostitución? ¿solo si nos tocan los genitales? ¿Por qué una parte del cuerpo es prostitución y un hombro o una rodilla no? Cuando mi fisio me da masaje en la cabeza y me inunda la emoción, ¿es prostitución? Uff, ese es otro tema largo largo largo, que pide otro artículo.

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