Reforma energética tardía pero necesaria

Tras muchos meses resistiéndose, la realidad de los desorbitados precios de la electricidad en la Unión Europea han acabado forzando a la Comisión Europea a anunciar «una reforma del mercado de la electricidad global y profunda» y «desacoplar la dominante influencia del gas en el precio de la electricidad». La reforma anunciada este miércoles por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante el debate anual del Estado de la Unión ante el Parlamento Europeo, atiende con un año de retraso la demanda de los gobiernos de España, Francia, Italia y otros países en octubre de 2021, cuando la escalada del precio del gas a lo largo del verano de ese año hizo patente la disfuncionalidad del sistema de precios mayoristas de la luz en la UE. El sistema que ahora se va reformar establece que la última unidad para producir electricidad que interviene para cubrir la demanda y la más cara (el gas) fija el precio global, aunque su aportación sea marginal y la mayoría se haya producido a costes mucho más bajos.

Bienvenida sea la rectificación de la Comisión Europea, aunque llegue con retraso. Lástima que los precios astronómicos de la luz durante los últimos 12 meses hayan disparado los costes de las empresas y la inflación y hayan empobrecido a las familias. Ahora es urgente adoptar y aplicar cuanto antes esta reforma del mercado eléctrico para que los costes excesivos de la luz no sigan obstaculizando la economía de la UE y la competitividad internacional de las empresas europeas: el precio del gas en el mercado de referencia europeo TTF holandés es desde hace meses siete veces superior al del mercado norteamericano.

La propuesta de Von der Leyen, destacada dirigente del Partido Popular Europeo, de crear un impuesto para los beneficios extraordinarios «nunca soñados» de las compañías energéticas gracias a los precios desorbitados supone un respaldo europeo al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez. La Comisión Europea destaca que los 140.000 millones de euros que se recaudarán con ese impuesto servirán para costear las medidas para amortiguar la factura energética a las familias y empresas. Pero las garantías públicas propuestas para sortear los problemas de liquidez de las firmas que operan en los mercados energéticos no deben convertirse en un rescate encubierto de los actores financieros que llevan meses especulando con los precios.

Un detalle importante de las propuestas energéticas de Von der Leyen es establecer otro índice de referencia para el precio del gas en Europa, después de que el mercado TTF, donde superó en agosto los 339 euros el megavatio/hora, haya mostrado que «no está adaptado» a la realidad. El anuncio se produce después de que las grandes eléctricas españolas, Endesa, Iberdrola y Naturgy, reclamaran su reforma, porque se había transformado en pura especulación financiera, donde el volumen de gas de los contratos negociados es cien veces superior al gas físico suministrado. El revés de las propuestas planteadas es que podrían levantar medidas que desincentivaban el uso de combustibles fósiles. Para intentar evitarlo, la apuesta de la Comisión Europea por el desarrollo del hidrógeno verde puede contribuir a facilitar la transición energética de la UE. El hidrógeno podría permitir a los grandes consumidores energéticos industriales (acero, cemento, química) producir sin emisiones de CO₂ y ofrecer una oportunidad a países, como España, que han hecho del desarrollo de esta fuente energética una apuesta estratégica.