APUNTE

La oportunidad de Robert Lewandowski

Lewandowski, a su llegada a Múnich para jugar el Bayern-Barça.

Lewandowski, a su llegada a Múnich para jugar el Bayern-Barça. / FCBARCELONA

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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Robert Lewandowski estaba en el bando alemán el diciembre pasado. Afrontaba aquel partido que cerraba la fase de grupos sabiéndose superior. Pese a que su equipo ya estaba clasificado no quiso perderse aquel partido: jugar contra el Barça supone siempre un escaparate al mundo. Junto a sus compañeros los destrozó una vez más, sin demasiado esfuerzo y con poca piedad. Ya no estaba Messi, atropellaron un equipo disminuido que vestía una camiseta que le iba grande. 

Golearon, pero a Robert ya nada le sabía igual en Múnich. Como pieza final de un engranaje perfecto había hecho goles de todas las maneras posibles. Jugaba de memoria, anticipaba el movimiento de cada uno de sus compañeros. Ganaba habitualmente, pero su carrera avanzaba mansamente hacia el inevitable final sin sentirse plenamente reconocido. Se le valoraba como un gran goleador, y aun así, el primer escalón de los premios individuales le pasaba de largo, incluso cuando su mérito era incontestable. Su gran año se lo llevó por delante una pandemia.

Lejos de la zona de confort

Así que decidió cambiar su destino. Abandonó esa zona de confort de la que a veces huimos aunque no sea lo más recomendable. El reto ha pasado ser mucho más atractivo, volver a hacer campeón a un equipo que ha perdido el respeto de muchos, entre ellos, del mismo Bayern. El riesgo es mayor, obviamente, pero si se sale con la suya, conseguirá que su figura emerja como nunca lo hizo en Alemania.

Porque por muchos goles que hiciera en Múnich, el mundo solo miraba a Messi y Cristiano, dos bestias que han borrado de un plumazo a cualquier secundario que quisiera sentarse en su mesa. El glamour de los premios individuales se han cultivado insistentemente en Barcelona o en Madrid.

Robert escogió plaza y mañana le llega la primera oportunidad de demostrarse a sí mismo que no se equivocó. Porque vino a resituar el Barça en el mapa, a devolverle el prestigio perdido. Quería focos y ya los tiene. Quizás llegue antes de lo necesario, pero aquí tiene su primera oportunidad.

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