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Ausencias
Albert Sáez
Director de EL PERIÓDICO
Soy periodista. Ahora en EL PERIÓDICO. También doy clases en la Facultat de Comunicació Blanquerna de la Universitat Ramon Llull.
Albert Sáez
Este año son noticia los que no van a la manifestación de la Diada. Ya era hora. No va el president de la Generalitat, Pere Aragonès. Junts lo critica con la boca pequeña. Mas no fue mientras era president. Al contrario que Puigdemont y Torra, quiso ser el presidente de todos. Tampoco van los 'consellers' de Esquerra. Anatema. Y tampoco va Oriol Junqueras. Enviado directamente a la casilla de 'botifler'. Òmnium pasa de puntillas. Todo movimiento político y social, cuando exige pureza, restringe su perímetro. Lo dejó cantado Pau Donés: la riqueza está en la mezcla. El independentismo ha pasado de intentar ser, en el 2012, una propuesta también de profundización democrática a ser un movimiento temeroso de la diversidad. Y algunos de sus portavoces, claramente excluyentes. O se someten al discurso de la España del 155, del gobierno de los jueces y del 'lawfare' o son expulsados. Por eso no hay en el manifiesto de la ANC palabra alguna contra los que utilizan la independencia para no rendir cuentas de las acusaciones de corrupción, y sí que hay puyas contra los que "aún" creen en la mesa de diálogo. Vaya, que si fuera el caso, los aplausos serían para Borràs y los silbidos para Aragonès. Curioso. El unilateralismo ha hecho todavía más inviable la independencia a corto plazo. Lo saben pero no lo dicen. Está en el subtexto del debate que publica Júlia Regué con los presidentes de la ANC.
Durante 10 años, ninguno de los protagonistas de la polémica de hoy se preocupó por los que no iban a la manifestaciones de la Diada. Ni por los partidos, empezando por el mundo de los Comuns y acabando por los socialistas. Ni por las personas. Un olvido con causas diversas. Para algunos, no existen, pues viven en burbujas donde no tratan con ellos. Para otros, porque no saben qué decirles. Y para los peores, que ahora son dominantes, porque no son personas. Son objetos. "Colonos" les llaman en la intimidad. Esa deshumanización que tuvo como correspondencia la simétrica del "a por ellos". O la frialdad de muchos demócratas con la judicialización de una causa política. El independentismo hace tiempo que no busca aliados. Se empequeñece. Lo puro, empequeñece. De Pujol se echa en falta más su pulsión humanista que sus martingalas. Otro ausente.
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