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El gobierno de los jueces y los jueces del Gobierno

Pilar Llop y Carlos Lesmes

Pilar Llop y Carlos Lesmes / David Castro

Albert Sáez

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Al presidente del caducado Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) le faltan palabras. Carlos Lesmes lleva cinco años tratando de provocar a los políticos, básicamente del PSOE y del PP, para que renueven este órgano. Ni caso. Lo curioso es que los políticos no se atreven a reprochar a los jueces su responsabilidad en la parálisis. Ángeles Vázquez y Ernesto Ekaizer llevan días explicando cómo y por qué el actual CGPJ se niega a renovar la cuota que le corresponde del Tribunal Constitucional. Leyéndolos, uno llega a la conclusión de que más que jueces son expertos en la gestión del escalafón. Votan o dejan de hacerlo en función del siguiente cargo al que aspiran. Bloquean la elección para guardarse la plaza. O de eso acusan unos a otros. Da la impresión de que son profesionales del asunto. Y en algunos de sus ascensos requieren de palancas políticas. Y las utilizan. Podemos imaginar a cambio de qué. Decir esto es jugársela. Podría ser objeto de una acusación de desacato. No hay manera, pues, de juzgar a los jueces. Como ocurre en otros escalafones. No hay manera de juzgar a los catedráticos. O a los cirujanos.

El equilibrio entre poderes. Un clásico de la teoría democrática. El pez que se muerde la cola. Cuando el Gobierno trata de legislar para romper el bloqueo, se le acusa intentar controlar a uno de sus controladores. Cuando el Congreso no hace nada, las instituciones se desprestigian. De manera tan lenta e imperceptible como inexorable. Solo hay algo cierto. El CGPJ casi siempre se renueva cuando el PP está en el poder y el PSOE en la oposición. Así que Lesmes necesitará un sexto adjetivo. Excepto si dimite. Ayer amagó con hacerlo. Pero sabe que si lo hace se queda fuera del escalafón. Deberá conformarse con el destino y el sueldo que ganó sin votación alguna. Será un antisistema. Y no se lo puede permitir. Muchos confiábamos que las cosas entre Pilar Llop y Esteban González Pons, titulares de la materia en el Gobierno y en la oposición, serían más fáciles. Ingenuos. Da la impresión de que, para algunas facciones de algunos partidos, el gobierno de los jueces es más valioso que el Gobierno de la nación. El 'caso Bárcenas' o el 'caso de los ere', por delante de las ideas y el poder ejecutivo. ¿Por qué será?

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