Cuando ellas diseñan videojuegos

Anna Guxens es una joven catalana diseñadora y programadora de videojuegos. Junto a su compañera de carrera en la Pompeu Fabra, la guionista y diseñadora Andrea López, fundó el estudio independiente 3bytes en 2019. Su primera creación fue 'The Pizza Situation', un videojuego en el que un amante de las pizzas espía a sus compañeros de universidad a través de las redes sociales para evitar que devoren su comida favorita.

Los premios llegaron pronto para el simulador de Guxens, que también contó con una ayuda inicial por parte de la Asociación Española de Videojuegos. La búsqueda de más fondos para materializar la aventura de 3bytes se interrumpió por la pandemia y 'The Pizza Situation' quedó en hibernación 'sine die'.

Pero las vivencias al frente de un estudio ‘indie’ no fueron en vano y permitieron a Guxens ganar la experiencia necesaria para dar el salto a una multinacional. La catalana trabaja hoy como diseñadora en el grupo belga Larian Studios, especializado en juegos de rol y autor de éxitos como 'Baldur’s Gate', que en 2021 abrió una oficina en Barcelona.

Guxens participa en el diseño de la tercera versión del 'Baldur’s Gate' e intenta definir entornos, en sus propias palabras, que sean capaces de «generar memorias, dificultades y alegrías únicas para cada persona que juega». La programadora también busca introducir la visión de género en un producto, el videojuego, que anticipa que evolucionará a narrativas más emocionales y menos combativas.

La oficina de Larian en Barcelona forma parte de una industria que cuenta con más de 200 estudios en Catalunya.Entre todos emplean a 3.966 trabajadores y facturan al año 552 millones de euros, la mitad del negocio del sector en España.

El vértice más doloroso de este ecosistema es la escasa presencia de las mujeres. Ellas suponen el 20% del empleo. Este porcentaje es menos de la mitad del de mujeres jugadoras en Europa (47% sobre el total). Las nuevas voces femeninas de la economía, como la de Guxens, deben ser escuchadas y amplificadas para aumentar la diversidad y acabar con la brecha de género en una industria que hace bien en buscar otros usos para los videojuegos más allá de lo lúdico, sobre todo en áreas como ciencia, salud, cultura o educación.  

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