Artículo de Eulàlia Vintró

Incógnitas y angustias

La ciudadanía no podrá seguir soportando rencillas, reproches y falacias sobre cuestiones personales o partidistas. Tenemos retos impensables por delante y no solo elecciones municipales

El 'conseller' de Economia, Jaume Giró, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en el hemiciclo del Parlament.

El 'conseller' de Economia, Jaume Giró, y el 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, en el hemiciclo del Parlament. / David Zorrakino / Europa Press

Eulàlia Vintró

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El final de uno de los veranos más calurosos y secos de las últimas décadas abre el paso a un otoño y a un nuevo curso dominados por las incógnitas y las angustias que los gobiernos no aclaran ni tratan de reducir. Hasta la fecha la presencia de turistas locales y extranjeros ha superado en todas partes las expectativas incrementando los puestos de trabajo y los ingresos de las diversas actividades, aunque el aumento de costes, en especial la electricidad, el gas y los alimentos, hará disminuir sensiblemente las ansiadas ganancias empresariales.

Si se ha prestado atención a las diversas y reiteradas informaciones sobre la guerra de Ucrania y las consecuencias económicas que derivan de ella así como a las increíbles subidas de precio de las facturas domésticas del gas y la electricidad y al coste cada día más elevado de la alimentación familiar, no es de extrañar que se pregunte qué pasa y cómo va a evolucionar esta angustiosa situación. La respuesta no es sencilla pero debería abordarse con rigor, claridad y capacidad de enmienda.

En el marco europeo seguimos sin saber si Rusia cerrará por completo y cuándo el gas en Europa y qué significará para Alemania y para el resto de países europeos. Aunque casi todos cumplen la indicación de Von der Leyen de acumular un 80% de las reservas de gas necesarias, desconocemos si será suficiente y hasta qué fecha. Por otra parte, las inmediatas elecciones en Italia con una posible victoria de la ultraderecha ensombrecen la actual unión de toda Europa en cuanto a la guerra ucraniana y pueden generar su debilitamiento.

El Gobierno español aprobó a finales de julio un decreto ley de medidas energéticas con el objetivo de disminuir el gasto, aliviar los costes para las empresas y los ciudadanos y favorecer a las personas más vulnerables. El decreto ley acaba de recibir la aprobación en el Congreso de los Diputados y ya se aplica, como demuestra el descuento en el transporte público. Ahora bien, y dejando de lado que la derecha española y la catalana no votaron a favor, estas medidas tienen una duración limitada, no sabemos qué efecto van a producir y, menos aún, qué va a pasar cuando acabe el plazo. Recordemos, igualmente, que las gestiones del presidente Sánchez y del primer ministro Costa de Portugal han logrado que nuestras facturas energéticas sean las más bajas de Europa y que, ahora, el Consejo europeo trata de generalizar la medida para beneficiar al resto de estados.

En Catalunya no nos consta que se haya llevado a cabo ninguna medida en cuanto a la gravísima problemática energética pero sí que el Govern ha evidenciado, una vez más, su división ya que solo ERC votó a favor del citado decreto, que se aplicará aquí en todo lo que le corresponda. Lamentablemente, las noticias y referencias de los medios de comunicación sobre este Gobierno han reforzado las discrepancias y divisiones entre las dos fuerzas que lo componen. Mientras Junts ha realizado una auditoría para valorar el grado de cumplimiento de los acuerdos de gobierno de hace 16 meses y ha comunicado que los temas sectoriales -que afectan también a sus 'consellers'- evolucionan de forma correcta, pero que los temas políticos nacionales ERC los ha dejado de lado, el presidente de la Generalitat explica a los empresarios franceses que seguirá negociando con el Gobierno español la celebración del referéndum de independencia. Tampoco nadie acaba de entender por qué Junts no propone otra persona para presidir el Parlamento, ya que la señora Borràs ha sido suspendida por presunta corrupción, facilitando así que la segunda institución más importante de Catalunya intente recuperar el prestigio que pronto hará cinco años empezó a perder y últimamente aún se lo han hundido más.

La ciudadanía necesita explicaciones, respuestas, datos y reflexiones operativas sobre la inmensa complejidad de la situación presente que le genera desánimo y angustia. No podrá seguir soportando rencillas, reproches y falacias sobre cuestiones personales o partidistas. Tenemos retos impensables por delante y no solo elecciones municipales. ¿Piensan resolver también los conflictos educativos? Ya va siendo hora de todo.

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