BARRACA Y TANGANA

El número 12

Está el mundo lleno de niños que sueñan con ser Benzema, Haaland o Lewandowski, y a mí me toca ser padre del único que sueña con llevar el 12 en la camiseta: el dorsal de Manolo el del Bombo

Braithwaite trata de superar la marca de Diakhaby durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Valencia

Braithwaite trata de superar la marca de Diakhaby durante el partido de liga entre el FC Barcelona y el Valencia / Jordi Cotrina

Enrique Ballester

Enrique Ballester

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Suelo estar orgulloso de mis hijos y a veces lo hablo con mi mujer y lo comento. Siempre que vamos a un restaurante hay otros niños que se portan peor que los nuestros, y eso te hace sentir estupendo. Los nuestros sacan buenas notas, se portan bien y quieren a sus abuelos. Encima son guapos -o al menos no son feos-. Suelo comentar con mi mujer lo bien que nos salen los hijos, que nos debería pagar el Gobierno, pero a veces la vida te sorprende y da un vuelco. Eso pasó el otro día cuando Teo salió del vestuario tras su primer entrenamiento.

El caso es que salió supercontento. Había elegido dorsal para la nueva temporada y hasta aquí todo perfecto, pero ni en un millón de vidas adivinarías, amigo futbolero, qué dorsal eligió Teo. Debería haber sospechado algo, la verdad, porque ya se hizo del Getafe durante un tiempo y también decidió ser defensa sin que nadie le obligara a ello. Eran clarísimas las señales, ahora lo veo y lo comprendo, justo ahora que voy a teclear el dorsal de Teo y noto cómo me tiemblan los dedos.

El DOCE: mi hijo Teo ha elegido llevar el número 12 esta temporada. El 12, amigo futbolero, que sabrás que es el peor dorsal de la historia del fútbol, el antidorsal, lo sabrás y me compadecerás seguro si eres de los buenos. Primero lo del Getafe, luego lo de ser defensa y ahora esto. Lo tengo que querer igual, pero está claro que acabará estudiando Periodismo y Comunicación Audiovisual si le dejo seguir eligiendo.

Algo está fallando en su educación. Hace poco vi un capítulo de Compañeros, esa serie a la que siempre hay que volver para entender este mundo tan complejo, y un padre se enfadaba muchísimo con su hijo porque el chaval no quería estudiar Económicas sino Biología. Yo no sabía que estaba tan mal vista la Biología. Tampoco sabía que le gustaba el 12 a Teo. Yo le digo a mis padres que quiero estudiar Biología y les doy la alegría de su vida, yo les digo eso en el instituto y me hacen un monumento. Imagina, amigo futbolero, cómo se hubiese puesto ese padre de la serie si su hijo le dice que va a llevar el dorsal 12, que va a escribir columnas o alguna otra desgracia sin remedio.

No quiero parecer exagerado, pero algo tendré que hacer con Teo. Está el mundo lleno de niños que sueñan con ser Benzema, Haaland o Lewandowski, y a mí me toca ser padre del único que sueña con llevar el 12 en la camiseta. El dorsal de Manolo el del Bombo, ojo, es que no hay derecho. He mirado la plantilla del Barça y el 12 era de Braithwaite y ahora aún no lo lleva nadie -por algo será-, y en el Villarreal es de Mojica, el último en llegar, -que también será por algo-. En el Valencia lo lleva Diakhaby, por si lo anteriormente dicho fuera poco.

El 12. Recuerdo un torneo, en cadetes o por ahí, donde mi amigo Pablo eligió el 12 para sorpresa de todos. Éramos una selección de varios equipos y la mayoría de compañeros no lo conocían: pensaron lógicamente que iban a compartir vestuario con un demente, con un auténtico loco. Uno dijo incluso que prefería no jugar un minuto en todo el fin de semana a llevar el 12, y estuvimos de acuerdo todos. Empezamos con la broma del 12, como aquí, y no la soltamos hasta que volvimos a casa. A otro le cambié mi 7 por su 11, porque así no se tenía que sentar al lado del 12, y nos reímos un rato. 25 años después aún se me dibuja una sonrisa boba al acordarme yo solo. Qué bien se lo va a pasar Teo en el vestuario este año, qué envidia me da, aunque vaya a llevar el 12 entre los hombros. Amigo futbolero, seguro que me entiendes y no estoy solo: negaré haber dicho esto, pero yo lo llevaría también si pudiera volver a entonces un poco.

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