Artículo de Rafael Vilasanjuan

¿Resistiremos?

Mientras Ucrania considera que la resistencia en el campo de batalla le llevará a la victoria, Putin sabe que su victoria consiste en romper el apoyo de Occidente

Ukrainian firefighters put out the fire in a destroyed house following a Russian shelling in the town of Bakhmut, Donetsk region on August 24, 2022, amid Russian invasion of Ukraine. (Photo by Anatolii Stepanov / AFP)

Ukrainian firefighters put out the fire in a destroyed house following a Russian shelling in the town of Bakhmut, Donetsk region on August 24, 2022, amid Russian invasion of Ukraine. (Photo by Anatolii Stepanov / AFP) / Anatolii Stepanov / AFP

Rafael Vilasanjuan

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La guerra sigue en el corazón de Europa: frente a la amenaza de una ofensiva ucraniana en los territorios del este del país, los tanques rusos vuelven a la carga sin piedad en Donetsk. La 'rentrée' se avanza a septiembre para ponernos de nuevo alerta y recordar que el conflicto continúa y el peligro acecha más allá de las fronteras donde hoy discurre la violencia. Estamos de vuelta, contemplando la amenaza de un horizonte inquietante debido a las consecuencias de la guerra, ya sean directas, como la falta de energía suficiente para producir, o indirectas, como la inflación que va a poner en jaque la capacidad de abastecerse de millones de personas, cuyos ingresos no alcanzarán a pagar por mantener una casa caliente o incluso alimentarse decentemente. No ha habido tregua en vacaciones, pero en el regreso la cuestión es saber cuánta capacidad queda de resistencia.  

Era difícil concebir hace seis meses que el presidente Vladímir Putin lanzara un ataque de esta amplitud, destinado en su imaginario a acabar con la independencia de Ucrania más allá de intentar ganar las regiones separatistas del este. La paradoja no obstante es que tampoco era fácil imaginar la respuesta del Gobierno de Kiev manteniendo el tipo frente al ejército rojo. Seis meses después del inicio, aunque los rusos avanzan, han logrado asegurar muy pocos territorios. Putin, tras haber invadido Georgia, otra de las exrepúblicas soviéticas díscolas, aseguró al entonces presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, que si quisiera tomar Kiev su Ejército tardaría solo dos semanas. Eso fue hace 8 años, ahora la realidad se muestra algo más obstinada y seis meses después del inicio de la invasión, en el momento en que empieza una nueva temporada, aquel deseo parece más propio de un provocador que de un estadista. Con el perfil de Volodímir Zelenski convertido en héroe y el de Putin en villano, cada uno bien cómodo asumiendo ese papel, el análisis de lo que viene nos lleva a pensar que la guerra durará y eso es lo que estamos viendo en la hora del regreso. Putin ha llamado a filas a mas de 100.000 nuevos reclutas, quiere ampliar sus tropas un 10%. Ucrania mientras tanto recibe una nueva dotación milmillonaria de EEUU, el despliegue de nuevo material militar que envía todo Occidente y la propuesta de bases de entrenamiento de varios países europeos, incluida España

La clave de esta nueva etapa se llama resistencia. Parece cada vez más evidente que Rusia no va a poder invadir todo el país. Incluso si lo sometiera militarmente no podría hacer frente a la rebeldía, especialmente en las ciudades. Ucrania por su parte sabe que su única baza es contratacar en territorios perdidos. Nadie puede ganar la guerra, pero mientras Ucrania considera que la resistencia en el campo de batalla le llevará a la victoria, Putin sabe que su victoria consiste en romper el apoyo de Occidente. ¿Resistiremos? ¿Aguantará Europa unida la escasez energética? ¿Aguantaremos la inflación? Por ahora esa es la única salida a la guerra.

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