Análisis de Jordi Alberich

El empleo aguanta

Un camarero atiende a unos clientes, en una imagen de archivo

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Jordi Alberich

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Los primeros datos del mes de agosto muestran una notable resistencia del empleo a las dificultades del momento; mantenernos por encima de los 20 millones de afiliados refleja una fortaleza superior a la esperada y confirma que los peores augurios carecían de solidez.

Así, cabe recordar cómo la subida del salario mínimo, hasta situarlo en 1.000 euros, se criticó desde posiciones conservadoras, aseverando que conllevaría una gran destrucción de ocupación, y no ha sido así. De la misma manera, se señalaba que la reforma laboral desalentaría la creación de empleo, y tampoco ha sido el caso; además, el porcentaje de nuevos contratos indefinidos supera el 80%. Más recientemente, se alertaba de que los sindicatos forzarían la adecuación de los salarios a la inflación, conllevando el cierre de no pocas empresas, y tampoco ha sucedido: en los convenios, los sueldos se han actualizado en poco más del 2%.

Todo ello debería servir de estímulo ante este ya inminente otoño en que la gran cuestión, ya inaplazable, será cómo repartirnos los costes de la inflación entre rentas del trabajo, del capital, márgenes empresariales, función pública y pensionistas. La experiencia desde el inicio de la pandemia evidencia que las propuestas negociadas, sensatas y alejadas de maximalismos, acaban por salir adelante y aportar buenos resultados.

Esta negociación será una de las muchas que nos esperan. La fractura social, la emergencia de conflictos globales, la crisis energética o el desastre climático sacudirán los equilibrios de tiempos recientes. Y el tema determinante será como asumimos equitativamente sus costes, que pueden ser muy elevados. Solo lo conseguiremos si abandonamos la defensa de estrictos intereses de parte y nos comprometemos en recomponer un espacio común, hoy demasiado agrietado. El convulso siglo XX nos evidencia que solo así se pueden superar situaciones traumáticas. Y también nos señala cómo se acaba de ir cada uno a la suya. Mejor aprender de la historia.

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