EEUU: lo peor es mirar para otro lado
Dejar que los delitos del expresidente Trump queden impunes supondría abstenerse de aplicar la ley con todas sus consecuencias y eso sí que dañaría al Estado de derecho y la democracia
Rosa Paz
Periodista. Comité editorial de EL PERIÓDICO
Rosa Paz
El registro de la mansión de Donald Trump en Florida por el FBI ha suscitado un apasionado debate en Estados Unidos sobre cómo y cuánto puede beneficiar esa actuación judicial/policial al trumpismo en las elecciones legislativas de noviembre y al propio expresidente, si finalmente presenta su candidatura a la presidencia en 2024. Lo que se discute de fondo es si no hubiera sido mejor hacer la vista gorda e ignorar que Trump se llevó ilegalmente documentación clasificada de la Casa Blanca. Especialmente, porque la inspección de Mar-a-Lago ha irritado a sus seguidores y ha polarizado aún más un país que, según algunos analistas, está al borde de un conflicto civil.
Este no es un debate nuevo ni en Estados Unidos ni en el resto del mundo. La tentación de eludir actuaciones judiciales por un falso respeto a los mandatarios o en aras de ese perverso “tengamos la fiesta en paz” se extiende por todo el planeta. En este caso, muchos de los que se han alarmado por las consecuencias de la acción del FBI lo han hecho en nombre de ese último principio: si resulta que perseguir a Trump por los delitos que haya podido cometer le va a beneficiar en las próximas elecciones, hubiera sido mejor dejarlo estar. Es evidente que la aplicación de la justicia en este caso no es inocua. Una nueva victoria de Trump puede poner en riesgo el futuro democrático de Estados Unidos y robustecer a la ultraderecha en el resto del mundo. Pero los efectos que tendría mirar para otro lado, dejar que los delitos del expresidente queden impunes, supondría abstenerse de aplicar la ley con todas sus consecuencias y eso sí que dañaría al Estado de derecho y la democracia.
El ejemplo de la republicana Liz Cheney, que ha perdido las primarias en Wyoming por su activa participación en el comité del Congreso que investiga la intervención de Trump en el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, es una muestra de que es imprescindible actuar contra el delito y la corrupción política, sea cual sea el desenlace colateral que eso tenga.
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