La tía Maruja
¿Era necesaria la visita de Nancy Pelosi a Taiwán? Ni idea. Escuchamos los análisis de los expertos como escuchan los niños las conversaciones de los mayores en la sobremesa de los domingos
Juan José Millás
Escritor.
Juan José Millás
¿Cuánta fiebre puede aguantar un restaurante, cuánta una zapatería, cuánta una sala de máquinas recreativas? En esa discusión estamos, en la de la fiebre que puede soportar la realidad, porque la que podemos resistir nosotros está clara: a partir de 37,5 o 38 grados, conviene recurrir al paracetamol. No sabemos cuál es el paracetamol de la realidad. Los peatones de la historia asistimos últimamente a la visión del telediario como el que asiste a una misa negra: con los pelos de punta. ¿Era necesaria la visita de Nancy Pelosi, que tanto ha subido la temperatura mundial, a Taiwán? Ni idea. Escuchamos los análisis de los expertos como escuchan los niños las conversaciones de los mayores en la sobremesa de los domingos. Los mayores dicen que hay que dejar de hablar a la tía Maruja y a lo mejor la tía Maruja nos caía bien, pero somos pequeños y no tenemos opinión sobre las cosas.
Nancy Pelosi nos cayó bien desde el primer momento por llamarse Nancy Pelosi, que es una combinación de nombre y apellido maravillosamente eufónica. Piensa uno que si sales a la vida llamándote de ese modo tienes la mitad de la carrera hecha. Es imposible llamarse Nancy Pelosi (me gusta repetirlo) y no triunfar en lo que te propongas. De hecho, no conocemos a ninguna Nancy Pelosi fracasada. Los niños crecen y resulta que la tía Maruja, a la que la familia, detestaba, era una magnífica persona. Se la aisló por miserias domésticas, por los retales de una herencia, porque los seres humanos, cuando nos ponemos mezquinos, perdemos el norte. Reconocer que papá o mamá (o ambos al unísono) tenían un punto de mezquindad es duro. A veces es más económico (psíquicamente hablando) odiar a la tía Maruja que enredarnos en cuestiones emocionales de difícil salida.
A lo mejor, Nancy Pelosi, pese a llamarse Nancy Pelosi, ha metido la pata. Bien pensando, la eufonía no garantiza la eficacia. Llevamos todo el verano asistiendo a unos telediarios de fiebres altas que no se solucionan ni poniendo el aire acondicionado a 17 grados. La fiebre de la realidad no depende tanto del número de grados como del sitio a enfriar. No puedes poner un tanatorio a la misma temperatura que un restaurante de sushi (o sí, no sé). Es lo que piensa o despiensa uno desde su mente infantil, pero los mayores han cogido manía a la tía Maruja.
Suscríbete para seguir leyendo
- SociedadDestrozos, puñaladas y "fiestas con escorts" en los nuevos rascacielos de lujo de Madrid: "Me fui por miedo
- SociedadUn menor y un hombre que intentaba salvarlo mueren ahogados por el oleaje en la playa del Miracle de Tarragona
- SociedadDani Alves acude a firmar a la Audiencia de Barcelona para cumplir con las medidas impuestas para su libertad
- TiempoActivada la prealerta del plan Inuncat por lluvias en varios puntos de Catalunya: "Puede superar el umbral
- SanidadLa tosferina se dispara en Catalunya: los casos de este año ya multiplican por 13 los de todo 2023
- BarcelonaVídeo | Las olas causadas por la borrasca 'Nelson' vuelven a comerse las playas de Barcelona
- Internacional25 años de cárcel para Sam Bankman-Fried, el niño prodigio de las criptomonedas
- Ocio y CulturaMuere la periodista Anna Pérez Pagès, rigor y compromiso con la cultura