Análisis

Palestina desaparecida

Quince niños palestinos muertos en apenas unos días de bombardeos no causan escándalo ni logran abrirse un hueco en la agenda internacional

Israel, Palestinian militants declare Gaza truce

Israel, Palestinian militants declare Gaza truce / SUHAIB SALEM

Joan Cañete Bayle

Joan Cañete Bayle

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Un tuit desde Gaza que se ha hecho viral estos días dice: “En el 2007, Israel mató a mi hermano; yo tenía diez años. En la guerra de 2008, tenía once años. En la guerra del 2012 Israel mató a mi padre; yo tenía quince. En la guerra del 2014, cazas israelíes destruyeron nuestra casa; yo tenía 17. En la de 2021, yo tenía 23. En la guerra del 2022, tengo 24 años”.  

El día de la Marmota en Gaza se repite con sangrienta puntualidad desde que empezó la fase actual de la ocupación en la franja, hace ya 15 años, con la victoria electoral de Hamas en las elecciones legislativas de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) del 2006. Tras esa victoria, llegó primero el bloqueo internacional que hundió aún más en la miseria a la ya de por sí paupérrima franja y después la división de la ANP entre Gaza (controlada por Hamás) y Cisjordania (controlada por Al Fatah). Han sido 15 años de deterioro alarmante de las condiciones de vida por el bloqueo y de periódicas operaciones militares israelíes, siempre justificadas como respuesta al lanzamiento de proyectiles desde la franja a territorio del Estado hebreo. En esta mal llamada espiral de violencia han muerto 44 palestinos, 15 de ellos niños

Indiferencia internacional

La diferencia de esta “guerra del 2022” y la anteriores es que apenas le importa a nadie. Quince niños muertos en apenas unos días de bombardeos no causan escándalo ni logran abrirse un hueco en la agenda internacional. El conflicto palestino ha desaparecido del radar. Es sencillo imputar esta indiferencia a que la actualidad circula va por otras vías (Ucrania, la pandemia) pero lo cierto es que los palestinos, hoy, incomodan a todo el mundo. A sus “hermanos árabes”, que están por otras cosas en las que necesitan al menos conllevarse, a lo Ortega, con Israel; a EEUU, que no ha deshecho el camino de los trumpianos acuerdos de Abraham, ni lo hará; a Europa, maniatada en este asunto por sus complejos, su incapacidad y su impotencia. Los palestinos molestan. Solo les queda aceptar su derrota y acatar cómo Israel decida gestionar su victoria, un proceso aún abierto del que estos bombardeos en Gaza son una expresión. 

Pero... “En el 2007, Israel mató a mi hermano; yo tenía diez años. En la guerra de 2008, tenía once años. En la guerra del 2012 Israel mató a mi padre; yo tenía quince. En la guerra del 2014, cazas israelíes destruyeron nuestra casa; yo tenía 17. En la de 2021, yo tenía 23. En la guerra del 2022, tengo 24 años”. Es difícil encontrar a un palestino que no tenga una historia que contar similar a esta. Derrotada y silenciada, sí; pero dar por enterrada a la causa palestina sería precipitado. 

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