Perdónalos Najat, no saben lo que dicen
No vayamos ahora a rasgarnos las vestiduras, llevamos cuatro años de la misma guisa y a peor, tolerando todo tipo de linchamientos de una jauría enloquecida, que tiene clarísimos a sus caudillos y referentes y que actúa en manada
Laura Borràs llamó a sus fieles a protestar ante el Parlament y lo más estruendoso de Twitter respondió. Un centenar largo de acérrimos del 'laurismo' satisfacieron los deseos de la presidenta, que llegó en coche oficial y retornó a casa con toda la pompa autonomista y jaleada por los mismos que halagaban, con todo tipo de improperios, a los diputados de la CUP y de ERC. A los de Junts, claro está, los aclamaron como verdaderos héroes. Un homenaje recíproco sin rubor alguno, pese a la evidencia de que aquello era una pantomima a mayor gloria de la protagonista.
Y a pies juntillas se postraron a los pies de la agraviada por un reglamento de cosecha propia. La presidenta del pueblo proclamó altiva y desafiante que jamás había hecho nada pecaminoso y que, en cualquier caso, siempre por Catalunya. Quien osara contradecirla, remató, era un miserable, un traidor y no tenía corazón. O estás conmigo o te declaro enemigo público de la Patria.
El ambiente se iba caldeando, pese a no mediar provocación alguna, bendecido por los jerifaltes de Junts, que se acercaban a agasajar a los exaltados. Y al final, como ocurre cuando la fiesta se acerca a su fin, la traca final. Viendo a la diputada republicana Najat Driouec, con el velo, arremetieron contra ella sin más. ‘Mora de merda’, le gritaron.
Najat no se revolvió, no azuzó el fuego. Tampoco era la primera vez que aguantaba el tipo ante insultos racistas. Pero solía ser la turba de Twitter. Delante del Parlament, jamás. El día de exaltación de la presidenta del Parlament, sí. Fue revelador verlos en vivo y en directo, sus filias y sus fobias sin matices, a pecho descubierto. Pero no vayamos ahora a rasgarnos las vestiduras, llevamos cuatro años de la misma guisa y a peor, tolerando todo tipo de linchamientos de una jauría enloquecida, que tiene clarísimos a sus caudillos y referentes y que actúa en manada. El otro día fue Najat, antes hubo muchos otros insultados a coro, con nombres y apellidos, ante la pasividad de tantos, para vergüenza ajena y propia.
Nos gustaría decir que no representan a partido alguno. Pero todos sabemos que sí. Y en su nombre vociferan.
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