Pros y contras | Artículo de Josep Maria Fonalleras

Rosalía o cómo alargar la experiencia

Ambiente antes del concierto de Rosalía

Ambiente antes del concierto de Rosalía / MANU MITRU

Josep Maria Fonalleras

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Este fin de semana, Rosalía ha triunfado en Barcelona. No es ninguna noticia, porque si algo hay previsible en este mundo es que la cantante triunfe. Por su ‘show’ en directo, que parece ser espléndido, atrevido e innovador, y por su gran capacidad de engendrar expectación.

Me alegro por aquellos dos chicos –Víctor y Candela– que se plantaron el martes ante el Palau Sant Jordi, con sombrillas, mochilas y neveras, para poder ser los primeros en entrar al ‘Motomami World Tour’. No estaban allí solo para hacer realidad el sueño de ver de cerca a Rosalía, sino “para alargar la experiencia”. Es decir: el concierto es importante, pero no es suficiente. Se trata de hacer durar el éxtasis al máximo, lo que incluye una larga, calurosa, extenuante ceremonia previa de víspera y combate. Después, el día del espectáculo, seguro que tuvieron que correr como todos los demás para estar cerca del escenario, pero el placer (un poco masoquista, la verdad) de aguantar cinco días y cuatro noches con esperanza y desazón seguramente no tiene precio. Cuando sean mayores y vuelvan a un concierto con el tiempo justo para entrar (quizá incluso se perderán la primera canción), pensarán que todo es aburrido y triste.

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