Defender la fortaleza

El Tribunal Supremo derogó el derecho al aborto en EEUU. A partir de ahora, los estados pueden prohibirlo. El colectivo LGTBI teme que el matrimonio gay siga el mismo camino. Rusia, ese renovado enemigo de EEUU, ha prohibido las muestras de afecto entre homosexuales. Mientras, las agresiones homófobas se disparan en nuestro país. Los discursos de odio vuelan y cada día alcanzan cotas más siniestras. La ley trans ha sido la espoleta que ha hecho rugir al monstruo. A veces, con los rostros más inesperados. Algo muy grave está pasando cuando los desacuerdos llevan a calificar a las mujeres trans como “tipos de 60 años que se visten de lo que piensan que son mujeres” (así ha denominado la filósofa Amelia Valcárcel a Carla Antonelli, veterana política del PSOE y referente del activismo trans). Ambas han sido rostros destacados del socialismo. 

Derecho al aborto, derechos LGTBI, igualdad de género, pacto contra la violencia machista… Cada uno de los avances conseguidos está íntimamente ligado al otro. Deslegitimar uno es descalzar la fortaleza social que hemos construido con el esfuerzo y el sufrimiento de tantos. A un lado y a otro, los derechos están siendo cuestionados. Cada batalla debe ser luchada. 

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