Villarejo, el pirómano

Villarejo, el bandido de la grabadora, vuelve a los titulares. Que un tipo como él haya sido espía, conseguidor y matón de tantos poderosos, aspirantes a poderosos y chantajistas de variado pelaje, habla más de ellos que de él mismo. El último titular recoge una grabación entre el excomisario y Ferreras (La Sexta) en la que admiten la falta de veracidad de una publicación del ‘Okdiario’ de Eduardo Inda sobre unos inexistentes pagos a Pablo Iglesias en un paraíso fiscal y que Ferreras recogió en su programa.

Durante décadas, Villarejo se dedicó a grabar conversaciones. Perseverancia no le faltó. Tampoco en su estrategia de defensa. Él quiere venderse como una pieza más de un engranaje corrupto. Para ello necesita cubrir de podredumbre todos los poderes, todas las instituciones. De hecho, la propia democracia. Pero cabe recordar que ni todos los políticos ni todos los periodistas ni todos los empresarios, jueces o policías se doblegaron a sus métodos. Que sus insidiosas maquinaciones llegaron a muchos medios y que no todos accedieron a darles publicidad. Hay quien ha jugado con fuego y se ha quemado. Pero son muchos los que no se doblegaron ante el pirómano. Olvidar esto es jugar a su favor.

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