Artículo de Carles Francino

Asustados, pero no hundidos

Aquel aforismo según el cual “el miedo se tiene, pero la cobardía se elige”, creo que conserva toda su vigencia

Ejemplar de oso pardo en Fuentes del Narcea (Asturias).

Ejemplar de oso pardo en Fuentes del Narcea (Asturias). / altonarceamuniellos.org

Carles Francino

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El diccionario de la enésima crisis que nos asalta incluye conceptos muy sobados: enfermedad, pandemia, polarización, desigualdad, pobreza, inflación, corrupción, pesimismo, cabreo… pero creo que la palma se la lleva el miedo. Y no es para menos. Es más, si conoces a alguien que dice no tener nunca miedo, es que tampoco nunca se ha arriesgado a nada… o directamente es idiota. De hecho, aquel aforismo según el cual “el miedo se tiene, pero la cobardía se elige”, creo que conserva toda su vigencia. Porque el homínido más antiguo de Europa, cuyos restos se acaban de encontrar en Atapuerca -¿dónde, si no?-, probablemente se vería asaltado por los temores más básicos: que algún rival le arreara un estacazo en la cabeza, que se lo zampara un dientes de sable o que él mismo no tuviera alimentos para subsistir. Pero un millón de años después, los factores que pueden asustarnos son tantos y tan variados -algunos tangibles, otros inducidos- que necesitamos un vademécum. Afortunadamente, Bernat Castany, profesor de Literatura de la Universitat de Barcelona, ha escrito 'Una filosofía del miedo', que aporta pistas para no perderse en la maraña de amenazas que nos pueden acongojar: desde la guerra hasta la precariedad.

El libro denuncia la utilización política de fracasos y frustraciones para esparcir ese miedo que después se convierte en odio; y propone una vacuna infalible, que es la justicia social. Como además el miedo es también una forma de conocer a las personas que nos rodean, Castany lo ilustra con la fábula del oso que ataca a dos amigos. Uno de ellos se sube al árbol sin ayudar al otro, que no tiene más opción que hacerse el muerto; así que el oso se limita a olisquearlo y se larga sin tocarle un pelo. El trepador de árboles imagina que la fiera le ha dicho algo al oído y cuando se lo pregunta, este le responde: “El oso me ha aconsejado no viajar con personas que abandonan a sus amigos al primer peligro que se presenta”. Tal vez el oso había leído a Max Aub, que dijo que “lo contrario del miedo no es el coraje, sino la solidaridad”.

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