Artículo de Isabel Sucunza

Tener consciencia del trabajo ajeno

Creo que es un buen ejercicio de consciencia pararse, aunque sea solo un segundo, y pensar en cómo las cosas no se materializan de la nada

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Isabel Sucunza

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Durante el esprint final del curso, al cansancio acumulado hay que sumarle unas últimas jornadas intensificadas con los críos ya de vacaciones, el calor y los días largos que no invitan a dormir precisamente. Ya empieza a apetecer sentarse cómodamente y mirar, escuchar, dejar que pase el tiempo y disfrutar, por qué no, del trabajo de otros. Alguien ha fabricado la tumbona en la que ahora estás sentado, alguien ha cocinado el 'pollo a l'ast' que comeréis este mediodía, alguien ha limpiado la playa en la que ahora tomas el sol y alguien ha escrito, a lo mejor traducido y corregido, el libro que estás a punto de abrir. Creo que es un buen ejercicio de consciencia pararse, aunque sea solo un segundo, y pensar en cómo las cosas no se materializan de la nada, antes de dejarse llevar por el placer de simplemente estar, pasar páginas o chuparse los dedos.

Cuando hace unos meses, tres días después del palizón de Sant Jordi con todo el cansancio encima, fui al teatro a ver 'La màquina de parlar', de Victoria Szpunberg*, un amigo me comentó: “claro, ahora lo que necesitas es que otros te hagan la cultura a ti”, y mira, sí. Cuando por fin podemos parar, llega el momento de disfrutar del trabajo de los compañeros que nos cogen el relevo. Ya que tenemos el mundo montado como si fuera una máquina que cada vez resulta más difícil de parar (lo intentamos obligatoriamente durante la pandemia y está claro que no lo conseguimos), no está de más ser conscientes de que, por el poco tiempo que podemos parar (y no todos) de vez en cuando, siempre hay alguien que sigue trabajando. Y agradecerlo, apreciarlo, respetarlo. Por lo menos hasta que llegue el momento de quemarlo todo, todos juntos.

*Es una pena que las obras de teatro estén tan pocas semanas en cartel: después, cuando quieres citarlas, no tiene sentido animar a la gente a que vayan a verlas. Lo que sí que puedo recomendar es que la leáis (es una obra muy de texto): la encontraréis en el volumen del 'Teatro reunido 2004-2018' de Victoria Szpunberg, publicado por la editorial Arola.

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