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Qué es un trastorno bipolar: El caso Raquel Mosquera

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Lucía Etxebarria

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Las últimas semanas ha sido noticia Raquel Mosquera, que ha aparecido en numerosos programas de televisión para hablar de su exmarido y de su hijastra Rocío Carrasco. En uno de los programas se apreciaba claramente cómo la presentadora intentaba frenar el discurso de Raquel Mosquera que, aparentemente, estaba al borde de la crisis de ansiedad y en un estado de extrema exaltación tan evidente como para que yo empezara a sospechar que Raquel estaba entrando en un estado maníaco.

Esto me recordó el hecho de que Raquel Mosquera padece trastorno bipolar y que ha hablado de ello en numerosas ocasiones. Y me pareció que daba a pie para explicar qué es exactamente el trastorno bipolar.

¿De qué hablamos cuando hablamos de trastorno bipolar?

Es importante explicarlo porque en nuestra cultura popular muchísimas personas usan la palabra bipolar como insulto o para referirse a personas con labilidad en el estado de ánimo. La labilidad emocional o inestabilidad emocional son los términos utilizados en psicología para referirse a la incapacidad para controlar los estados emocionales.

Las personas emocionalmente lábiles muestran serios problemas para gestionar sus emociones, por lo que las externalizan o expresan de manera exagerada o fuera de lugar. Pero el trastorno bipolar no tiene que ver con mostrar cambios de humor extremos (aunque esos cambios de humor existan). Muchas personas padecen esos cambios de humor sin necesidad de ser bipolares.

El trastorno bipolar es una condición

Una condición que incluye episodios serios de manía y depresión. En realidad, aunque todavía le llamamos trastorno porque tradicionalmente se le consideraba como tal, es una condición. La diferencia entre trastorno y condición es bastante compleja, de forma que voy a ultra simplificarla, aunque un psiquiatra o un neuropsicólogo les explicará que entre el blanco y el negro hay muchos matices de gris. En líneas muy básicas, podríamos decir que se nace con la predisposición a desarrollar el cuadro sintomatológico del trastorno bipolar.

La bipolaridad ni se adquiere ni se cura: se nace y se muere con ella. Y esto significa que no es un trastorno del estado de ánimo. Que el estado de ánimo no está trastornado y que no podemos revertir y conseguir retornarlo a un estado “normal”, entre comillas.

Por eso, la mejor forma de referirnos a la bipolaridad es como una condición, algo que forma parte de la persona y que le acompañará toda la vida. Algo que no podemos "curar". Se trata de una neurodivergencia. Esto es: que el cerebro de las personas bipolares tiene una forma de procesar diferente al de la mayoría de la gente. No es un cerebro “enfermo” sino que es una variedad del cerebro humano que tiene otras fortalezas y que debe lidiar con otros desafíos.

Las fortalezas y los desafíos a veces son los mismos. Por ejemplo, los estados de manía muy intensos estimulan el proceso creativo, se eleva el entusiasmo, la energía y la autoconfianza, hay mayor velocidad de pensamiento, mayor capacidad para hacer asociaciones y para generar ideas nuevas, mayor creatividad. Se sienten más libres que nunca para ir más allá de lo establecido, para experimentar, para dejar a un lado un mundo gris y sin bordes, para dar forma a un mundo con más posibilidades. Sí, la bipolaridad puede entenderse, a veces, como un don. Pero un don que puede pagarse muy caro si no se controla.

Raquel Mosquera explicó así en ‘sábado Deluxe’ el origen del trastorno bipolar que padece desde hace años: “Fue a raíz de fallecer mi marido, Pedro Carrasco. Por desgracia cogí una depresión muy fuerte y a partir de ahí fue cuando se desarrolló”. Sin embargo, esta explicación está un poco traída por los pelos. No cabe duda de que uno de los factores que pueden actuar como desencadenantes del primer episodio maníaco o depresivo en un TB es un periodo de mucho estrés, como puede ser la muerte de un ser querido. Pero el hecho de que el TB se haya diagnosticado a partir del primer episodio más llamativo no significa que el TB no estuviera allí desde siempre. Sencillamente, aún no se había diagnosticado. Probablemente antes de ello en su entorno consideraran a Raquel muy sensible, o muy intensa.

Pero las causas finales de la bipolaridad son otras, y en realidad no hay una sola causa sino una red compleja de factores causales.

Causas del TB

Por ejemplo, se sabe que el TB parte de una base genética y por es ello más frecuente en personas que tienen un familiar de primer grado (como hermanos o padres) con esta condición.

También tiene que ver el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides, el principal sistema endocrino implicado en la fisiopatología del trastorno bipolar. Es decir: Las alteraciones en el eje tiroideo son causa frecuente de trastornos relacionados con el estado de ánimo, ya que existe una relación muy importante entre las diferentes hormonas y el estado emocional. Tradicionalmente se ha asociado al hipertiroidismo como causa frecuente de aparición de estados maníacos, en contraste con el hipotiroidismo que se ha relacionado con estados depresivos. Otra de las razones es la que ya he apuntado: la neurodivergencia. Para mantener una función cerebral adecuada es necesaria una buena regulación del equilibrio entre la transmisión sináptica (o sea comunicación entre las neuronas) excitatoria e inhibitoria. Es decir, entre el "acelerador" y el "freno" del sistema nervioso.

Por seguir con esta metáfora automovilística, es como si la persona que tiene trastorno bipolar tuviera el freno y el acelerador estropeados. De forma que cuando acelera le cuesta muchísimo volver a la velocidad original y lo mismo sucede cuando frena, le cuesta muchísimo volver a arrancar. Es una metáfora también un poco traída por los pelos pero les resultará mucho más clara que una larguísima y enrevesada explicación sobre neurotransmisores y neuroreceptores.

El abuso de alcohol o de drogas suele plantearse también como una de las causas de la bipolaridad aunque dudo mucho que sea el caso de Raquel Mosquera. Por lo tanto: quede claro la bipolaridad no se cura, que la persona afectada convive toda la vida con esa condición. Eso no significa ninguna condena de por vida.

Lo primero que tenemos que decir es que una persona bipolar puede llevar una vida tan feliz y tan equilibrada como la de cualquier otra persona, siempre que cuente con ayuda profesional. Un diabético también necesita estar controlado y medicado. Sin embargo, no tenemos ningún estigma para hablar de la diabetes mientras que la mayoría de los enfermos con trastorno bipolar se ven obligados a ocultar su condición.

De la misma manera que un diabético necesitará vivir con insulina y precisará de un seguimiento y una revisión, una persona con trastorno bipolar necesitará de un médico psiquiatra y de unas revisiones de seguimiento mensuales para controlar el impacto de su medicación. Y necesitará de terapia para aprender a prever las crisis y para controlar el estado de ánimo. Una vez garantizado esto, repito, una persona con trastorno bipolar puede llevar la misma calidad de vida que cualquier otra y esto Raquel Mosquera ya lo demostró cuando apareció en dos realities de televisión diferentes, (“Supervivientes” y “Mira quién salta”), ambos muy competitivos, y aguantó la presión sin mayor problema. Se le recrimina en numerosas ocasiones a Raquel Mosquera que le atribuya a Rocío Carrasco la frase " Pedro Carrasco se marchó haciendo eses" cuando en realidad esta frase la dijo ella misma. Es fácil que lo haya olvidado, porque Raquel Mosquera pronunció la frase en un estado de extrema exaltación.

Y es que los pacientes con trastorno bipolar presentan a veces déficits cognitivos, entre ellos problemas de memoria. Estos problemas pueden desaparecer con ejercicios específicos para trabajar la reserva cognitiva. Se trata de ejercicios que se llevan a cabo normalmente en la consulta de un neuropsicólogo.

Manía e hipomanía

La manía y la hipomanía son dos tipos diferentes de episodios que pueden sufrir las personas afectadas por un TB. La manía es bastante más obvia y visible que la hipomanía y crea problemas más patentes en el trabajo, en la escuela, o en las relaciones familiares y sociales. Además, la manía puede provocar una desconexión de la realidad (psicosis) y requerir hospitalización. Como sabemos, Raquel Mosquera ha estado hospitalizada en diferentes ocasiones, todas ellas coincidentes, y no por casualidad, con momentos de estrés extremo.

Qué es un episodio maníaco

El episodio maniaco es un periodo delimitado y persistente, durante el cual hay un estado de ánimo anormalmente elevado y expansivo que puede ser también irritable. La persona que lo vive experimenta un aumento de actividad, energía y agitación. Apenas duerme, se va de marcha y se pasa cinco días sin dormir o se tira la noche entera chateando en Internet, o escribiendo una futura novela que le parece la gran obra del siglo, aunque días después, cuando el episodio pase, se revelará como una mera retahíla de frases incongruentes.

En el episodio maníaco se vive una sensación exagerada de bienestar y confianza en sí mismo (euforia), una locuacidad inusual en la que el afectado no para de hablar y un frenesí de ideas: algo parecido a cuando la presentadora del programa hubo de interrumpir a Raquel Mosquera porque se había embalado en un discurso algo incoherente. También son comunes los movimientos agitados o nerviosos ( mover constantemente las manos o agitar la pierna), el aumento de la libido (impulso sexual) , un discurso prolijo y acelerado ( hablar mucho más y más deprisa de lo normal), una extraversión extrema (iniciar conversaciones con extraños), la hiperjovialidad ( reírse mucho, incluso de cosas que no sean graciosas) , la dispersión de pensamiento ( saltar de un pensamiento a otro), el hacer una gran cantidad de cambios o planes (reformar la casa, matricularse en cursos), el llamar por teléfono a altas horas de la noche, el consumo excesivo de alcohol o drogas, la obsesión por “quemar“ la tarjeta de crédito, la toma de malas decisiones, como hacer compras compulsivas, mantener prácticas sexuales de riesgo ( ir a clubs de intercambio y no usar preservativo, por ejemplo), hacer inversiones absurdas (invertir todo el dinero en bitcoins en una noche) o incluso casarse en las Vegas con tu antiguo amor de instituto al que te acabas de reencontrar… que es lo que hizo en su día Britney Spears, otra bipolar diagnosticada.

Algunas personas con TB disfrutan de la sensación de euforia y de los ciclos en los que se sienten extremadamente creativos y productivos. Pero la euforia siempre viene seguida de un bajón emocional. Todo lo que sube, baja. Y la bajada puede encontrarte deprimido, exhausto, arruinado o divorciado.

Qué es un episodio depresivo mayor

Si el episodio maníaco “sube”, el episodio depresivo “baja”. Un episodio depresivo comprende cinco o más de los siguientes síntomas: Estado anímico depresivo, como sentirse triste, vacío, desesperanzado, o siempre al borde del llanto. Sentimientos de inutilidad, de culpa, de fracaso. En personas que no saben gestionar sus emociones, y también en niños y adolescentes, el estado anímico depresivo puede traducirse como irritabilidad. Por eso a veces no sabemos ver que alguien está deprimido, porque lo manifiesta en enfados y rabietas, no en quedarse en la cama llorando.

una marcada pérdida del interés o de la capacidad para sentir placer en todas —o en casi todas— las actividades. Y una disminución de la capacidad para pensar o para concentrarse: uno puede leer varias veces la misma página de un libro y no entender nada de lo que ha leído. Así como sensación de fatiga o cansancio mantenida, preocupaciones no justificadas, excesivas, rumiaciones en espiral sobre temas que le preocupan… Y también: Deterioro de la salud física Descuido del aspecto y de la higiene personal. Incapacidad para llevar a cabo rutinas cotidianas. Cambios en el peso: o se engorda o se adelgaza mucho, de pronto. Cambios en los patrones de sueño: Insomnio o dormir demasiado. Cambios en los patrones conductuales: agitación o comportamiento más lento. En casos extremos se da una ideación o planificación suicida, o incluso un intento de suicidio

Tipos de trastorno bipolar

  • Trastorno bipolar I.

Has sufrido al menos un episodio maníaco. En algunos casos, la manía puede provocar una desconexión de la realidad (psicosis). Este episodio maniaco puede estar precedido o seguido de un episodio hipomaníaco (estar mucho más “bajo” pero poder funcionar) o un episodio depresivo mayor. Ojo: Aquí lo importante son los episodios maníacos. Muchos bipolares del tipo I nunca viven episodios depresivos. Los episodios maníacos del trastorno bipolar I pueden ser graves y peligrosos. Quien los sufre puede estrellar el coche, gastarse todos los ahorros en una noche invitando a rondas a todo el bar, casarse como hizo Britney…

  • Trastorno bipolar II.

Has sufrido, al menos, un episodio depresivo mayor y, como mínimo, un episodio hipomaníaco, pero nunca tuviste un episodio maníaco. ¿En qué se diferencia de la depresión? Pues en que este episodio volverá. No se trata de una depresión mayor aislada, sino de un síntoma. Por esta razón, los médicos, en primera instancia, a menudo diagnostican erróneamente el trastorno bipolar como depresión, porque ven el primer episodio y no pueden prever que habrá más. Por eso suele llevar un tiempo hasta que un médico establece un diagnóstico definitivo de bipolaridad II. Es posible que el médico deba controlar a una persona durante meses o incluso años antes de diagnosticar el trastorno bipolar.

El trastorno bipolar II no es, como alguna gente cree equivocadamente, una forma más leve de trastorno bipolar I, sino que se trata de un diagnóstico diferente. Cierto es que las personas con TBII no se casan con desconocidos, ni pierden sus ahorros en una noche, ni estrellan el coche, pero pueden estar deprimidas durante períodos más largos de lo que dura un episodio maníaco, lo cual puede causar un deterioro muy significativo en su trabajo y en sus relaciones.

  • Trastorno ciclotímico.

La persona afectada pasa por muchos períodos con síntomas de hipomanía y períodos con síntomas depresivos (aunque menos graves que la depresión mayor) durante al menos dos años. O un año en el caso de niños y adolescentes.

  • Otros tipos.

Los trastornos relacionados al TB que han sido inducidos por ciertos medicamentos o por consumo de alcohol y drogas, o que han derivado a una enfermedad, como la enfermedad de Cushing, la esclerosis múltiple o un accidente cerebrovascular. En sentido estricto, no podríamos llamarlos TB, pero se incluyen muchas veces en la tipología.

En realidad, en pocas ocasiones se puede determinar el tipo de manera rápida. En primer lugar, no se determina mediante un análisis de sangre o algo así de concluyente que nos dé una respuesta clara. Además, los síntomas pueden variar de una persona a otra y pueden cambiar con el paso del tiempo. Los signos y síntomas del trastorno bipolar I y II pueden comprender otras características, como depresión ansiosa, melancolía, psicosis u otros. Y para colmo, los síntomas del trastorno bipolar pueden presentarse durante el embarazo o cambiar de acuerdo con las estaciones del año, por eso a veces no se reconocen tan claramente.

Como los síntomas no son clarísimos ni se llega fácilmente a un diagnóstico concluyente. las personas con TB, en su gran mayoría, no reconocen hasta qué punto su inestabilidad emocional altera su vida y la de los que les rodean, y no reciben en muchos casos el tratamiento que necesitan. En otras ocasiones es la familia la que tiene tanto miedo al estigma como para negar que lo que le pasa a su familiar va más allá de ser particularmente intenso, sensible, apasionado o entregado

Esto es importante: No hay dos personas con trastorno bipolar que sean exactamente iguales. Cada una es un caso particular y una experiencia diferente. Hay quienes llevan años con la enfermedad y están recibiendo un tratamiento eficaz, mientras que otros no tienen ni idea de que lo sufren y “vuelan por debajo del radar” sin ser identificados. Todos tienen su propia historia para contar y su propio camino por recorrer. Ese camino será difícil sin ayuda, pero con ayuda se convertirá una experiencia de superación, una aventura con final feliz. Para ello hace falta contar con un psiquiatra, un psicólogo y /o un psiconeurólogo, y con unos familiares bien informados.

Si tras leer este artículo sospecha que usted o una persona cercana a usted padece TB, lo primero, obviamente, es contactar con un especialista. Ojo: no a un terapeuta cualquiera, puesto que el diagnóstico del TB requiere un profesional especializado. Acuda usted, repito, a un psiquiatra, a un psicólogo clínico o a un psiconeurólogo.

¿Qué se puede hacer?

Si efectivamente se confirma el diagnostico recuerde que el TB no solo afecta a quien lo padece, sino que afecta también a las personas que están a su alrededor. Pero que hay muchas acciones y actitudes que usted puede asumir si lo padece o que los familiares pueden asumir para ayudar a sus seres queridos

  • Psicoeducación: Aprenda todo lo que pueda sobre el trastorno bipolar, cuanto más aprenda con más recursos contará.
  • Apoyo: Busque los grupos de apoyo local y los servicios que haya en su zona. Podrán compartir historias y experiencias y ayudarse mutuamente. Puede también buscar grupos de apoyo y foros de familiares en Internet, aunque personalmente yo le recomiendo la terapia de grupo presencial, que es más efectiva.
  • Comunicación: Mantenga los canales de comunicación abiertos, incluso durante los períodos de conducta difícil. Si es usted el afectado, muchas veces sentirá que no le entienden. Si es usted el familiar, acabará harto en no pocas ocasiones, pero no tire la toalla. No siempre el afectado se lo agradecerá, pero probablemente sí que lo hará en un futuro.
  • Prevención: Aprenda a detectar las señales de alarma de una recaída. (es decir, los síntomas que he listado antes). Elabore un plan anticipadamente con su ser querido para que ambos sepan cómo actuar en momentos de crisis. Póngase en contacto inmediatamente con el equipo médico o acuda rápidamente a los Servicios de Urgencias si cree que su ser querido está en peligro.
  • Organización: Estructure su vida con calendarios, diarios, apps de móvil o cualquier otra herramienta de apoyo. La rutina es esencial para el tratamiento del TB.
  • Medicación: La medicación funciona, de verdad. Confíe en su médico.
  • Delegación. De nuevo, confianza en su médico Si es usted un familiar, no asuma el mando. Si es el afectado, no crea que puede controlarlo solo o sola.
  • Ejercicio y dieta sana: Esto evidentemente, se lo recomendaría a cualquiera. Pero el ejercicio es particularmente beneficioso para las personas con TB puesto que regula la química cerebral.
  • Estrés: Evítelo en lo posible. Por eso, y esta es una opinión completamente personal: Creo que Raquel Mosquera no debería participar en según qué programas de televisión. Las personas con TB reaccionan mal al estrés. El estrés puede desencadenar un episodio agudo, aunque no sea la causa real del trastorno bipolar. En cualquier caso, para una persona como Raquel Mosquera no está recomendado acudir a programas en los que se le va a hacer debatir de su historia y sus emociones fuera de un entorno seguro y terapéutico.

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