Artículo de Maria Rovira

Sed provida: donad sangre

Si este verano os sentís especialmente provida, una actividad que os propongo, además de combatir el fascismo de todas las maneras posibles, es la de dar sangre

Donaciones sangre 2022 Andalucía rozan las 125.000 y mantienen media semanal

Donaciones sangre 2022 Andalucía rozan las 125.000 y mantienen media semanal / Raul Caro

Maria Rovira

Maria Rovira

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Cada vez que leo el término provida el cerebro sufre un cortocircuito. No se me ocurre un giro propagandístico más deliberado, erigirse con este nombre. El derecho al aborto (como el derecho a la eutanasia) defiende la vida digna, llena y deseada.

Además, es un error pensar que se puede prohibir el aborto: solo se pueden prohibir los abortos seguros a quienes no tiene suficientes recursos como para pagárselos. Que se vuelvan a lanzar por las escalas, perforarse con una pértiga, esperar que eso que se han tomado desangre solo en la medida justa. Por la vida. Mientras un sector de mal autodenominadas feministas señalaban las trans como amenaza por sus derechos, el hiperconservadurisme y la extrema derecha han comprometido un derecho que creíamos garantizado.

Todavía hoy en día me cuesta de creer que escandalice que una chica de 15 años pueda abortar y a la vez se vea como preferible obligarla a pasar por un embarazo y un parto en contra de su voluntad. No querer una criatura tiene que ser criterio suficiente y válido para abortar, y punto. Ser provida tendría que querer decir defender las vidas, justamente, en el sentido amplio del término. “Provida” es un 'hashtag' con el que en principio nadie puede estar en contra: es como cuando Convergència i Unió fue a las elecciones españolas en coalición y se pusieron Democracia y Libertad. Yo propongo una reapropiación del término provida y disociarlo de ecos funestos y reaccionarios.

Y en esta línea, si este verano os sentís especialmente provida, una actividad que os propongo, además de combatir el fascismo de todas las maneras posibles, es la de dar sangre. Gesto pequeño, práctico, efectivo y genuinamente provida. El otro día recibí un correo electrónico del Banc de Sang diciendo “Da lo mejor de ti, dona sangre". La narcisista que vive alojada en mí dijo “¡Eh!”, pero después pensé, “Qué coño, si tienen razón”.

En verano las reservas de sangre bajan y se necesitan 1.000 diarias. Se calcula que una de cada cinco personas necesitará sangre o componentes sanguíneos a lo largo de su vida. Imagina todas las personas que aprecias: un 20% necesitará el gesto de donantes como tú. Solo hace falta que seas mayor de edad, peses más de 50 kilos y algún requisito más (como, por ejemplo, que inmediatamente después no tengas que ir a conducir un camión). La multiplicidad de puntos de recogida y la facilidad para pedir hora en línea nos lo pone realmente difícil para excusarnos a quienes hace tiempo que no lo hacemos. Porque sí, lo reconozco: no lo hago desde 2017. Pero de este verano, y pongo esta columna por testigo, os juro que no pasa. Creo que la he escrito exactamente por eso: para que de este verano no pase.

Este verano se prevé un aumento de mosquitos y ya haremos de donantes involuntarios. Seguramente tengáis alguna mancha vetusta de sangre en la pared, testigo de un duelo a muerte entre vuestra mano y un mosquito tigre descomunal que ya se había abrevado en vosotros. Seamos provida y hagamos donaciones voluntarias este verano.

Suscríbete para seguir leyendo