Artículo de Carles Sans

Volver al teatro

Todo el mundo alaba la cultura, pero en realidad nadie la considera un bien de primera necesidad

Patio de butacas de un establecimiento cultural

Patio de butacas de un establecimiento cultural

Carles Sans

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Hace pocas semanas el diario 'El País' alertaba de la caída alarmante de público en los teatros de España. La pandemia, la guerra de Ucrania, la inflación y la llegada del buen tiempo han creado una tormenta perfecta que han hecho que la ocupación en las salas de teatro sea muy baja.

Los programadores nos preguntamos temerosos si esto es una situación coyuntural o si, por el contrario, ha habido un cambio de tendencia desde la pandemia. El teatro es un negocio que, como todos los que dependen del público, fluctúa en función de muchos condicionantes. Cualquier situación social inestable provoca una inmediata pérdida de público. En Barcelona desde la crisis económica iniciada en 2008, el teatro ha ido oscilando por momentos de inestabilidad. La subida del IVA al 21 % lastró por bastante tiempo los resultados de taquilla. En 2017 se bajó al 10 %, pero la inestabilidad política en Catalunya entorpeció la asistencia de público a las salas. Más tarde, la pandemia paralizó proyectos y detuvo toda posibilidad de explotación. Afortunadamente, durante esa crisis la Generalitat estableció unas subvenciones para compensar las pérdidas por la reducción drástica de ingresos que en algo palió la catástrofe causada a todas las producciones que estaban o iban a estar en la cartelera.

Ahora que la pandemia aminoraba, llega la guerra en Ucrania y arrastra una inflación y un aumento de precios insostenible que ¡cómo no! hará que el teatro se vea muy seriamente perjudicado. Todo el mundo alaba la cultura, pero en realidad nadie la considera un bien de primera necesidad, por lo cual, de lo primero que se prescinde cuando el dinero falta es de ella. Ahora mismo en Madrid y en Barcelona hay un índice bajísimo de asistencia, y todos los programadores y profesionales que vivimos del teatro nos preguntamos si eso va a revertir a partir de setiembre, o si por el contrario, Dios no lo quiera, se va a perpetuar. Espero que en estos años de pandemia una buena parte del público de teatro no se haya desvinculado de él. Confiemos en que cuando se restituya la normalidad, algo de lo que empiezo a dudar si sucederá alguna vez, el público regrese a las salas, y para ello, no estaría mal que la Generalitat y el Ayuntamiento apoyasen económicamente la recuperación con una campaña publicitaria que anime a regresar el público a los teatros de Catalunya. Eso, sería una beneficiosa contribución que el sector agradecería.

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