¿Más o menos impuestos?

Ante un escenario inflacionista y de mayor gasto público, el debate fiscal ha regresado con toda intensidad. Además, tras las elecciones andaluzas y encaminándonos a un final de mandato socialista turbulento, las propuestas de unos y otros no hacen más que multiplicarse y confundir al ciudadano. Así, mientras desde la izquierda se reclaman mayores gravámenes a los más favorecidos, los populares anuncian que su llegada al poder irá acompañada de una rebaja impositiva muy generalizada. 

Sin duda, el Gobierno anda desorientado ante una coyuntura de enorme complejidad y que no preveía en absoluto. Al contrario, hasta hace pocos meses confiaba en que la bonanza económica le reforzara y favoreciera una victoria más holgada de los de Pedro Sánchez en las próximas legislativas. De ahí sus bandazos en muchos ámbitos, especialmente en el control de los precios energéticos y la lucha contra la inflación.

Frente a ello, los populares afirman con todo convencimiento que en España es factible reducir en mucho los impuestos y, como ejemplo de ello, la recurrente cita a la Comunidad de Madrid. Una afirmación insustancial que no hace más que confundir y favorecer el enconamiento, en unas circunstancias en que debería prevalecer un mínimo de sensatez entre los grandes partidos. 

En estas circunstancias, la fiscalidad seguirá sujeta a pequeños ajustes, a menudo deslavazados y de bajo efecto recaudatorio. Superada la compleja coyuntura actual, la rebaja generalizada solo resultará posible de avanzar en una doble línea. De una parte, abordando de una vez por todas las aún enormes bolsas de economía sumergida. De otra, afrontando la elusión fiscal, o el no pagar impuestos en el marco de la legalidad; lo cual requeriría de una acción coordinada en toda la Unión Europea. De no ser así, solo será posible reducir la imposición si asumimos que puede acarrear una mayor fractura social. Lo que quizás tampoco preocupe demasiado a algunos. 

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