QUEMAR DESPUÉS DE LEER

Cuando Richard Yates conoció a Jerry Seinfeld

Larry David salió en los 80 con Monica Yates, una de las hijas del autor de ‘Revolutionary Road’, y en ella está basado el mítico personaje de Elaine Benes, cuyo padre en la serie, Alton, es también un huraño y gran escritor sin demasiados lectores

Richard Yates, quemar después de leer

Richard Yates, quemar después de leer

Laura Fernández

Laura Fernández

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En el tercer episodio de la segunda temporada de 'Seinfeld', Jerry Seinfeld primero se compra una cara chaqueta de ante y luego va a cenar con Alton Benes, el padre de Elaine. Jerry solía salir con Elaine así que le conoce y espera que no sea tan violento. Lo que Elaine quiere es no estar sola con su padre. Es un tipo complicado. Un gran escritor, veterano de guerra, huraño, alcohólico, intimidante. En el episodio, un clásico llamado La chaqueta, Jerry no se atreve a ir solo. Le acompaña su mejor amigo, el inoportuno y torpe, el a menudo desafortunado George Constanza. Elaine se retrasa, y la pareja de amigos tiene que hacer frente a solas, en el hall del lujoso Westbury Hotel, a nada menos que la encarnación ficticia del totémico y frustrado Richard Yates.

Y así fue en realidad. Larry David salió en los 80 con Monica Yates, la hija de Richard Yates. De hecho, en ella está basado el personaje de Elaine Benes, personaje que la divertidísima y brillante interpretación de Julia Louis-Dreyfus elevó a cima insuperable. Como ocurre en la serie, para cuando Monica le pidió a Larry que cenara con su padre, ya habían dejado de salir, pero seguían siendo amigos. No, no existió un George Constanza que le acompañase. En realidad, Seinfeld y Constanza funcionan a menudo como las dos caras del propio David, que sí estrenó esa noche la mejor chaqueta que había tenido jamás, chaqueta que estropeó, como le ocurre a Jerry, al salir. Nevaba, y a diferencia del personaje, David no se atrevió a darle la vuelta. El interior era rosa.

Una disección sombría del suburbio

Como ocurre en el capítulo, Monica llegó tarde, y David pasó un buen rato a solas con el autor de 'Revolutionary Road'. Lo que ocurría con Yates, como explica Richard Ford en 'Flores en las grietas', es que "tuvo la mala suerte de que su mejor libro fue el primero". Ford es, junto a Raymond Carver, el escritor que más ha hecho por reivindicar la poco conocida y pequeña –en cantidad: aunque no se dedicó a otra cosa que escribir, solo publicó siete novelas y dos colecciones de cuentos– obra de Yates. En un momento dado del capítulo de 'Seinfeld', una mujer se dirige a Elaine y le dice que siempre pensó que el escritor del libro que sostiene –lleva consigo un ejemplar de, claro, 'Revolutionary Road'– no tuviera más público. Ella le contesta que no sabe si lo querría.

Yates, que había nacido en 1926, en Yonkers, Nueva York, y que fue hijo de padres separados en una época en la que los padres no tendían a separarse –los suyos lo hicieron cuando él cumplió tres años, en 1929–, publicó 'Revolutionary Road'–aquí popularizada por la película de Sam Mendes– en 1961. La novela es, según los estudiosos que cita Ford, una disección "sombría" de la vida norteamericana de suburbio. Pero, en realidad, es mucho más. Dispara Yates contra aquello contra lo que disparaba Cheever, y lo hace desde el vacío de la clase de desorientación que lleva a afirmar a su protagonista, la casada April Wheeler, en mitad de un revolcón con el vecino: "No sé quién eres... Y aunque lo supiera, me temo que no serviría de mucho, porque, ya ves, yo tampoco sé quién soy".

Recuperar el rumbo

El propio Yates se casó dos veces, tuvo tres hijas, y, se diría, trató durante toda su vida de recuperar algún tipo de rumbo. Había luchado en la Segunda Guerra Mundial, y a su regreso, se había instalado, como sus personajes, en uno de esos suburbios en los que todo es aparentemente perfecto pero en realidad resulta dolorosamente absurdo. Tenía 35 años cuando publicó su primera novela, y luego empezó a dar clases de escritura creativa en distintos puntos del país, incluida la célebre Dey House, en Iowa. No tardó en considerársele un escritor para escritores, y acabó escribiéndole los discursos a Robert Kennedy mientras veía cómo sus libros se descatalogaban y su influencia y su figura se diluían. Dejó inconclusa, de hecho, una novela sobre un escritor de discursos.

Cuenta Rodrigo Fresán, cuyo ejemplar de la biografía que el titánico Blake Bailey –el también biógrafo de John Cheever y Philip Roth– dedicó a Yates ha servido para escribir este artículo, que alguien le pidió en algún momento a Richard Russo que terminase aquella novela y que Russo se negó. A día de hoy, nada se sabe de ella. Lo que sí sabemos, porque Monica se lo contó a Bailey, es que Yates vio el capítulo de 'Seinfeld' en cuestión. Lo vio con un puñado de alumnos. Por entonces daba clases en la Universidad de Alabama. Tenía 65 años pero aparentaba muchos más. En menos de dos años iba a estar muerto. Cuando el episodio terminó, les dijo a sus alumnos que iba a matar a Larry David–"¡ese hijo de puta!"– por aquello. Pero su hija cree que solo quería seguir interpretando el papel de intimidante gran escritor maldito. Después de todo, era lo único que tenía.

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