Asalto al Capitolio

Algo va mal

El expresidente de EEUU Donald Trump, durante un acto en Memphis este sábado.

El expresidente de EEUU Donald Trump, durante un acto en Memphis este sábado. / KAREN PULFER FOCHT

Rafael Vilasanjuan

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Estados Unidos está metido en un serial cuya sede es el Capitolio y su protagonista, Donald Trump. Se trata de saber si fue él quien impulsó el asalto al Congreso el 6 de enero de 2021, para secuestrar el Estado y mantenerse en la Casa Blanca. Algo va mal, porque, aunque el veredicto le revela como responsable del golpe, a expensas de que pueda acabar en una investigación criminal futura, el efecto le ha devuelto a la escena, donde mejor se maneja. Sin importar que su propio vicepresidente haya declarado presiones para frenar de manera ilegal el resultado, Trump ha vuelto para negar todo, y su regreso coincide con unas elecciones a mitad de mandato el próximo otoño, que pueden convertir el Capitolio en un nuevo infierno.

El efecto Trump no solo apunta a una crisis democrática en EEUU, se traslada a medio mundo, validando candidatos tan histriónicos como él. La onda expansiva contagia a la velocidad de un virus, con síntomas que van desde la negación a la mentira para alcanzar el poder. Aunque la versión pueda tener ligeras mutaciones, de la ultraderecha europea a los populismos latinoamericanos la estrategia es idéntica, polarizando a la sociedad, destruyendo el centro político para navegar exclusivamente en los extremos, con argumentos que circulan por los algoritmos del caos inundando el debate de contenidos basura sin evidencia ni contraste.

Colombia y Francia

El rendimiento es tan espectacular como sorprendente. En Colombia, con la aparición de Rodolfo Hernández, un calco en el fondo y en las formas del líder americano, las elecciones de este domingo han consolidado la división del país en dos mitades. Y en Francia, también este domingo pueden dar grupo en la asamblea, por fin, a los ultranacionalistas de Le Pen, mientras Macron tendrá que lidiar la legislatura con un movimiento que se reivindica de izquierdas, pero es profundamente nacionalista y antieuropeo. Con las dificultades económicas que auguran un ciclo de enormes restricciones, la tendencia va a más. Sin duda, algo va mal.