Artículo de Jordi Puntí

¿Cuánto pesa una frase?

‘Patos, Newburyport’, la novela de Lucy Ellmann hecha de una sola frase que ocupa 1.209 páginas, puede muy bien ser el libro del año

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Jordi Puntí

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Tengo un libro grueso en mis manos y me pregunto: ¿cuánto pesa una frase? Quizá sea algo irrelevante desde un punto de vista físico, material, pero puede tener un sentido metafórico. Hay frases que son cortas y ligeras y sin embargo aguantan todo el peso del mundo. Descartes: “Pienso, luego existo”. Wittgenstein: "Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo". "Al principio era el Verbo", del Génesis, cinco palabras que pesan como toda la historia de la literatura.

Sostengo el libro. ¿Qué ocurre cuando una frase, además de estar cargada de sentido, es larga y vale su peso en oro? Lo podemos comprobar ahora leyendo ‘Patos, Newburyport’, la novela de Lucy Ellmann hecha de una sola frase que ocupa 1.209 páginas. Una balanza de precisión me dice que el volumen pesa 1.078 gramos, y para hacer realidad esta proeza han hecho falta tres héroes: la autora que la ha escrito; la editorial que se aventura a publicarlo, Automática, y el traductor que ha escalado este Everest, Enrique Maldonado Roldán. Y luego está el lector, claro, que enseguida se agarra a su prosa hipnótica y arrolladora.

¿De qué va este libro? Imposible resumirlo, y quizás la única respuesta válida sea “de todo”. Se puede leer de forma lineal, como cualquier otra historia, pero a mí me hace pensar en aparato de radio: de vez en cuando lo conectas —abres una página— y hay alguien que habla, dice cosas con una cantinela constante, y lo que cuenta te gusta, te interesa y te empuja a saber más, leer más. La voz que narra ‘Patos, Newburyport’ es un ama de casa americana que, ante la imagen de una bestia salvaje que cuida de sus cachorros, inicia una especie de monólogo que llena todo el libro. El hilo de sus pensamientos tiene un trasfondo claro —la emergencia climática y el destino fatal que entre todos nos estamos creando—, pero la mente se pasea por doquier, hace asociaciones inesperadas, enseña embriones de historias, recuerda, canta, hace listas, se cabrea, revive hechos, y todo se va juntando para crear un retrato de nuestro presente, un caos ordenado como la vida misma, o un orden caótico, que puede muy bien ser el libro del año.

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