GOLPE FRANCO

Déjenme que sea del Tenerife

GIRONA

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Juan Cruz

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El Tenerife se juega con el Girona el regreso a la Primera División del fútbol nacional, exactamente lo mismo que su oponente. Déjenme que hoy abandone la obligatoria imparcialidad de quienes escribimos de fútbol (¿existe? ¿existe esa imparcialidad?) y pida perdón por mostrarme hoy tan radicalmente tinerfeñista.

Le deseo al Girona, como en otros lances decisivos para el bien de mi otro equipo, el Barcelona, lo mejor para siempre, pero en esta oportunidad es mejor que no gane, y que en cambio gane el equipo de mi tierra. Me da un poco de vergüenza ser tan explícito, pero ¿Qué hacer en una ocasión así? Tomás Roncero, mi buen amigo hipermadridista, dice que a él le gustaría que el Barça pierda hasta en los entrenamientos. Entre los momentos más tristes de mi vida están derrotas decisivas de los azulgranas, y en algunas de las victorias del pasado fue el Tenerife el equipo que los aupó a dos liderazgos concretos de la Liga.

El HH del Tenerife

No es por esta última razón, tan mezquina por otra parte, que quiero que gane hoy el Tenerife, naturalmente. Soy de Tenerife, cuando era un muchacho y escribía en un semanario deportivo local deseaba que el Tenerife subiera a primera, entre otras razones para verlo jugar con el equipo de mi vida, que siempre fue el Barcelona.

Cuando se cumplió aquel sueño yo debía tener 13 o 14 años y el Tenerife (al que llaman el Tete, denominación que no me gusta) subió a primera gracias a la buena gestión de un paraguayo inteligente y callado, Heriberto Herrera. Eran los tiempos, primero en el Barça y luego en el Inter, en que aquel otro HH, Helenio Herrera, dominaba el escenario de los banquillos, pero aquel otro HH fue al fin el que le dio al Tenerife una dignidad que buscó con ahínco y con muy buenos jugadores. Entre estos había un portero, Ñito, y un defensa, Colo, que eran extraordinarios y que terminaron reñidos porque la mujer del último pasó a ser la mujer del primero. La vida no es tan solo fútbol.

Luego hubo otros ascensos, que, como aquel de HH, fueron mezquinos en su duración, aunque en una época, cuando era Jorge Valdano el audaz entrenador del equipo, compensó la brevedad de su égida con sendas victorias sobre el Madrid que jamás han obtenido el perdón de los madridistas, asustados porque un madridista fuera el protagonista victorioso de aquel histórico par de fracasos.

Ilusión isleña

Ahora el Tenerife juega muy bien, a mi juicio; le falta mirar a la cantera, de cuya matriz insular ha salido un genio, Pedri, que nació en el tinerfeño pueblo de Tegueste e hizo su entrenamiento decisivo en la Unión Deportiva Las Palmas, hasta llegar al Barça de mis amores (y de los amores suyos y de su muy querida familia azulgrana). Cuando yo era aquel adolescente que ya era del Barcelona y después cuando era un aficionado además a otras cosas observé al Tenerife como un equipo con porvenir, aunque no tuvo la suerte de los campeones.

Ahora al fin tiene presente, y espero que los amigos de Girona me dejen que exprese mi ilusión isleña de verlo ganar en el Heliodoro Rodríguez López un triunfo que luego, naturalmente, tendrá que reivindicar jugando para que la gloria no sea tan solo un abrazo efímero sino una reivindicación duradera de fútbol, calidad y alegría. 

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