APUNTE

Y no soy amigo de Carlos Martínez

Carlos Martínez.

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Emilio Pérez de Rozas

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Quienes conocieron al gran Agustín ‘Piru’ Gaínza, ese extremo izquierdo prodigioso del Athletic, cuentan que tenía una retranca parecida a la de Johan Cruyff. El otro día me contaron una frase que ese sabio y pícaro caballero, león, por supuesto, solía decir cuando alguien, uno o varios, un sabio o un grupo, un prepotente o una compañía, trataba de hacer comulgar con ruedas de molino al personal.

Dicen que ‘Piru’ se acercaba discretamente a su interlocutor, que, evidentemente, estaba pensando lo mismo que él ¡menudo era el de Basauri! y le decía: “Estos serían listos, si nosotros fuésemos tontos”. ¿Cuántas veces ha pensado usted eso? ¿Cuántas veces ha tenido la sensación de que le estaban metiendo un gol por la escuadra y que el autor del tanto estaba convencido de que usted (y yo, y aquel, y el de más allá) éramos idiotas?

Le juro que no me he tomado un café en mi vida con Carlos Martínez. Nunca. No ha habido oportunidad, ni ha hecho falta. Les prometo que, desde que mi amigo Alfredo Relaño me presentó un día a Julio Maldonado ‘Maldini’ y vi su piso repleto de estanterías de casetes de VHS de cientos de partidos de fútbol, anuncié a mis amigos que había conocido a un tío que estaba totalmente chalado. Loco, vamos. Les aseguró que adoro a Mónica Marchante. Les anuncio que Álvaro Benito me parece uno de los grandes hallazgos de la comunicación futbolística. Y certifico, porque me lo dicen amigos comunes, que Ricardo Sierra es un gran tipo.

Acabar con la memoria

Pues bien, como dijo Juanma Lillo, en febrero del 2015, “la guarnición se ha comido al solomillo. Pero aún hay una cosa peor: los niños que nacen ahora, incluido mi hijo, se creen que el solomillo es la guarnición. Los 90 minutos de fútbol son un accidente que hay entre medio de otras actividades que son para la gente”. Alguien acaba de decidir, y me temo que no lo hace una empresa periodística, que vale cualquier guarnición.

En ningún otro lugar serio del mundo (no pensemos ya en esa Premier tan elogiada y esa Inglaterra de las tradiciones, inventora del fútbol) ocurriría algo así. Aquí, y me da igual, de verdad, podríamos hablar de LaLiga, de Javier Tebas, de Telefónica y/o Movistar. Me es indiferente. Alguien ha decidido acabar con los relatores de siempre, con los testigos, con la memoria y los conocimientos. Alguien ha decidido que todo es futuro y que lo aprendido hasta ahora no existe. Es así de triste. Peor: se lo vamos a dejar hacer. Porque son los que tienen el dinero.

Es posible, por qué no, ¡claro que sí!, que detrás de esta aberración, esté la intención de un mayor control sobre el producto y, sobre todo, una mayor docilidad de los comentaristas, preguntas menos oportunas y/o periodísticas. No me creo que todo sea poner a una chica (lo ha dicho Tebas), dar la oportunidad a un youtuber, a una influencer o pasar al puro entretenimiento. Es decir, más guarnición y menos solomillo.

Solo hay que ver el pasotismo de Telefónica en el asunto y las ganas de mayor poder y control de Tebas para intuir y adivinar que estamos frente a menos periodismo y más show. Lo siento.

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