Artículo de Natàlia Cerezo

Jack London: A sesenta grados bajo cero

En 'El fuego de la hoguera', el autor va construyendo tensión lentamente pero sin pausa, a la vez que acerca a los lectores la belleza y los peligros de las lejanas tierras del norte

Paisaje nevado en el territorio del Yukón, en Canadá

Paisaje nevado en el territorio del Yukón, en Canadá

Natàlia Cerezo

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Ahora que hace tanto, tantísimo calor, aunque técnicamente aún no ha empezado el verano, apetece refrescarse con algo cuanto más gélido y níveo mejor. Por eso, y aunque parezca contradictorio, el cuento 'El fuego de la hoguera', de Jack London, conocido especialmente por novelas como 'Colmillo blanco', es un buen refugio.

Situado en la helada taiga del Yukón, e inspirado en su experiencia en la fiebre de oro de Klondike, en Canadá (aunque lo que daría independencia económica al autor no sería el oro sino la escritura; London está considerado uno de los primeros escritores de 'best-sellers' de la historia), donde perdió algunos dientes debido al escorbuto y padeció una malnutrición tan severa que le marcaría con problemas de salud de por vida, el cuento es como el frío mismo. Un hombre se dirige a encontrarse con unos amigos. Va acompañado de un perro y es un día gélido. Aunque primero se ríe de un veterano de la zona, que le advierte sobre el peligro de viajar solo en un día así, el frío, insidioso como una enfermedad, va calando poco a poco en el cuerpo y en la mente del protagonista.

Mediante frases cortas, casi secas, muy descriptivas de las acciones del protagonista sin nombre, y en algún momento breve siguiendo su pensamiento y el del perro, London va construyendo tensión lentamente pero sin pausa, a la vez que acerca a los lectores la belleza y los peligros de las lejanas tierras del norte. De hecho, el relato podría considerarse, además de un clásico del tema de la humanidad enfrentada a las fuerzas de la naturaleza (presente en muchísimas otras obras literarias, como 'Moby Dick', pero también en el cine, en películas como 'Tiburón'), una especie de narración de viajes pero también de 'cautionary tale', ya que utiliza los errores del protagonista como advertencia al lector: la muerte puede depender de algo tan simple como encender una hoguera.

Da igual el calor que se tenga, leyéndolo uno se siente como a sesenta grados bajo cero.

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