Luz en la trinchera de Podemos

Pablo Iglesias representa la izquierda que se siente cómoda en la trinchera. Que dispara contra el enemigo y contra el que osa abandonar las filas. Que nunca renuncia a los cánticos revolucionarios y considera traición el titubeo. La ideología impregna las pupilas de Iglesias, así ve el mundo. Por ello apostó por atizar el miedo a Vox en las autonómicas de Madrid. ¡El ogro!, gritaba. No entendió que, en ese momento, la ciudadanía prefería tomar una caña en una terraza que cavar una trinchera.  

Sin escaño, pero con asiento en las tertulias, Iglesias sigue en la contienda. Señalando titubeos, escudriñando a compañeros. Y ahí está Yolanda Díaz, la política que ha forjado su liderazgo en la contundencia, el conocimiento y el entendimiento, capaz de aunar esfuerzos y de asumir renuncias. Sabe leer la calle más allá de las lentes de sus ojos. Es la pieza indispensable para conseguir una mayoría de izquierdas y, a diferencia de Iglesias, puede sumar el voto femenino. Ese voto acostumbrado a lidiar en un mundo habitado por ogros de distintos pelajes. Díaz ha bautizado su proyecto como ‘Sumar’. Iglesias abandonó la política afirmando que restaba más que sumaba. Que la lucidez de su diagnóstico le ilumine en la trinchera.  

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