Artículo de Oriol Amat

¿Por qué bajan las criptomonedas?

Al producirse las primeras caídas a finales de 2021, la euforia se ha convertido en pánico

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bitcoin / Unsplash

Oriol Amat

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Oro digital, alternativa independiente al dinero oficial y sin intermediarios, valor refugio, beneficios sin límites... son expresiones que hemos escuchado en los últimos años sobre las criptomonedas o criptodivisas. Pero la realidad actual está muy lejos de estas euforias ya que se están hundiendo. En noviembre de 2021, el bitcoin, que es la primera criptomoneda y la más popular, cotizaba a 56.278 euros y ahora, a primeros de junio, ha caído un 50% hasta los 27.640 euros.

Para entender lo que está pasando, recordemos primero que una divisa o moneda es un bien que sirve para intercambiar cosas que tienen un valor. Cuando vamos a comprar el diario y nos lo entregan a cambio de monedas es porque estas tienen un valor aceptado por las dos partes. El oro es un activo físico, que tiene valor desde hace siglos para todo el mundo. El euro tiene un valor físico muy bajo como papel o moneda, pero como tiene la garantía del Banco Central Europeo todo el mundo le reconoce su valor. Una de las características de las divisas fuertes, como el euro o el dólar, es que su precio, aunque puede fluctuar, es bastante constante. Por eso, además, de utilizarse para intercambiar bienes, las divisas también pueden servir como reserva de valor. Así, en momentos de inestabilidad económica muchas personas ponen su riqueza en oro o dólares, por ejemplo, puesto que son vistos como valores refugio por si vienen mal dadas. Además, estos activos también pueden utilizarse como inversión si se cree que con el tiempo subirán de valor.

Las criptomonedas no tienen ningún valor físico ni están garantizadas por nadie, son divisas digitales. En el caso del bitcoin, ha sido creado por una persona anónima, lo cual no ayuda a confiar. Pero hay muchas personas que creen que tienen un valor y que este subirá mucho a lo largo del tiempo. Por lo tanto, además de utilizarse para hacer intercambios de bienes, también se ven como un valor refugio y como una inversión.

Pero lo que está pasando en estos últimos meses pone en cuestión el valor de las criptomonedas. No es la primera vez que se hunden. El bitcoin, por ejemplo, ya lo hizo en 2014 cuando cayó un 80%; en 2018, cuando cayó un 84% y en 2020, con una caída del 61%.

Los motivos que explican la caída actual son diversos. En primer lugar, los mercados financieros están muy inestables a causa de la inflación y la guerra de Ucrania. La inflación, que ha batido los récords de los últimos 30 años, está haciendo que los bancos centrales estén incrementando los tipos de interés; y esto siempre perjudica los mercados.

En segundo lugar, en contra de lo que dicen los defensores de las criptomonedas, estas no son percibidas como un valor refugio, como el oro, al que acudir cuando hay inestabilidad a los mercados. De hecho, está sucediendo exactamente lo contrario. Como las criptomonedas son inversiones de alto riesgo, muy volátiles y especulativas, con una economía inestable muchos inversores venden criptomonedas e invierten en activos más seguros, como el dólar, por ejemplo.

En tercer lugar, en los últimos tiempos la percepción de alto riesgo se ha visto agravada por las frecuentes estafas que se han ido produciendo. Esto se explica porque funcionan de manera digital, sin garantía de ningún banco central o gobierno; con muchos vacíos legales e insuficiente regulación. Ha habido muchos casos en los que ataques informáticos han hecho desaparecer todas las criptomonedas de una plataforma y los clientes lo han perdido todo. Ya hay decenas de miles de demandas en todo el mundo de personas afectadas por las criptomonedas. En muchos casos se acusa a algunas plataformas que las comercializan de estafas piramidales.

En cuarto lugar, al producirse las primeras caídas a finales de 2021, la euforia se ha convertido en pánico. Muchos inversores han empezando a dudar del futuro de las criptomonedas y las han vendido, haciendo caer todavía más los precios.

En resumen, la mala marcha de la economía, el alto riesgo de las criptomonedas, la desconfianza que generan y el pánico explican estas caídas. Y hacen dudar seriamente de que sean valores refugios y buenas inversiones. De todas maneras, hay que recordar que en años anteriores todos los hundimientos se recuperaron a continuación. Personalmente, no confío nada en las criptomonedas, creo que son humo, al menos hasta hoy. Creería en ellas si estuvieran muy reguladas, si algún banco central, gran empresa o país las garantizara y si no hubieran tantos casos de fraudes donde los clientes lo pierden todo. Pero mientras muchos piensen lo contrario, las criptomonedas tendrán algún futuro. Lo importante es que quien invierta entienda cómo funcionan y que sea consciente de los altos riesgos que comportan. Muy a menudo, invierten en estos productos personas que no los entienden. Por eso, cuando la economía tambalea, la euforia del bitcoin se transforma rápidamente en pánico.

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