Artículo de Maria Rovira

Coño rojo

La menstruación ha sido negligida, infantilizada e infraestudiada médicamente. Como lo han sido las mujeres

Las copas menstruales necesitan higienizarse antes de un primer uso y después de cada menstruación

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Maria Rovira

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Toti Baches ha sacado adelante un documental sobre el tabú de la regla, 'Red Cunt'. Todo ello nació el día en que fue con su hija a la pediatra. Ante una primera regla que podía aparecer en cualquier momento, la doctora le dijo que tuviera preparado un neceser con tampones y compresas, “para esconderlo en el fondo de la mochila”. Una vez fuera de la consulta, la niña le preguntó a su madre que por qué lo tenía que esconder. Y Baches se dio cuenta de dos cosas: de las connotaciones que había tenido la situación y del hecho de que no tenía ningún discurso positivo para darle a su hija sobre la menstruación.

La menstruación ha sido negligida, infantilizada e infraestudiada médicamente. Como lo han sido las mujeres. En los anuncios de compresas la sangre no es sangre sino un líquido azul, y cuando lo señalas siempre hay quién responda que sería como enseñar mierda en los anuncios de pañales. No, no es lo mismo. De hecho, muchas profesionales de la sexología señalan que referirnos a “higiene menstrual” apuntala esta idea de la regla como una cosa sucia, y reivindican el uso del término “salud menstrual”.

La regla tendría que ser una buena noticia: es una señal de salud. Lo que hace daño es menstruar en un mundo donde todo aquello que escapa de las vivencias de hombre cis queda en los márgenes. La reacción contra la llamada baja menstrual no me tendría que sorprender, pero lo hace. Y que no se haya reducido a cero el porcentaje de IVA aplicado a los tampones y compresas me indigna. No, no quiero que nadie pague un sobrecoste por productos de primera necesidad. Quizás hay quién preferiría que siguiéramos el ejemplo de Hungría y los graváramos al 27%. Y ya que estamos, emularla también en tantos otros aspectos.

En 'Red Cunt' se habla de la copa menstrual, enser que ha visto crecer su popularidad durante estos últimos años, y también del sangrado libre. No recuerdo el día en que descubrí que existía, pero sí la sensación que me invadió el cuerpo cuando lo supe: me sentí estafada. El caso es que se puede aprender a retener la regla y expulsarla en el lavabo, del mismo modo que en algún momento de nuestra infancia aprendimos a controlar el pis. Todo ello surgió durante los años setenta, como respuesta contra el síndrome del choque tóxico, causada por los productos químicos de los tampones

Es simplemente cuestión de fortalecer el suelo pélvico y de conectarse de manera consciente con una parte del cuerpo en la que solo solemos pensar para maldecirla, porque molesta, incomoda, nos hace daño. Desgraciadamente, no todas tenemos el espacio y la posibilidad de practicar, de pasar horas en casa, de tener un lavabo cerca y disponible, de poder permitirnos manchar. Poder hacer este aprendizaje, como todo, es un privilegio que no todo el mundo tiene. Cómo de radicalmente diferente sería el panorama si nos hubieran dicho en algún momento que no éramos un tubo que se tenía que tapar de alguna manera y que podíamos tener control sobre nuestro flujo menstrual. Sería el primer paso para sentirla más nuestro.

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