Ferias literarias: el capital que no se ve
Hay algo muy complicado de cuantificar, por lo que nunca aparecerá en ningún resumen de ganancias: los encuentros entre los profesionales del sector, el intercambio de información y los posibles proyectos que surgen
El último día de la feria Literal, cuando ya se empezaban a recoger las paradas, una de las responsables de la organización recogía las hojas de valoración que previamente habían repartido y que los editores se apresuraban por rellenar con datos como la satisfacción de la ubicación de las mesas o la facturación total de las dos jornadas. Hay un capital que también proporciona una feria que, aun siendo importantísimo, es muy complicado de cuantificar, por lo que nunca aparecerá en ningún resumen de ganancias: los encuentros entre los profesionales del sector, el intercambio de información y los posibles proyectos que surgen.
En el sector de los libros, igual que en cualquier otro, supongo, es muy fácil acabar, por inercia, pensando que el mundo es lo que pasa en un radio muy reducido a tu alrededor. Este pensamiento es de esos invasivos que impiden ver más allá, que llevan a hacer discursos universales de aquello que es simplemente un cotilleo de patio de vecinos y que acaban elevando a la categoría de apocalíptico o de triunfo mundial cualquier movimiento que vaya un poco más allá de la cosa concreta que es publicar un libro -o una colección de libros-; cualquier movimiento empresarial, por ejemplo, quiero decir.
El fin de semana pasado, la Literal estaba llena de editoriales independientes que no paran de moverse: publican libros, compran derechos, generan debate, se fusionan y nacen nuevas. Si con un paseo de un par de horas por allá, una librera puede salir con un par de actos cerrados, una explicación más clara sobre la última fusión editorial, una noticia (que pronto se sabrá) del nacimiento de un sello nuevo de narrativa y un posible proyecto nuevo para un sello de ensayo que también está a punto de salir, imaginad la cantidad de cosas que podrían haberse empezado a mover y que puede que hayan acabado de concretar sobre el terreno los editores que han estado trabajando todo el fin de semana.
Hacen falta ferias como esta para que este mundo nuestro se mueva fuera de los límites en los que trabajamos a diario.
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