Ágora de Luz Martínez Seijo

Sí al Estado de las autonomías

La unidad de España no peligra por el Estado autonómico, todo lo contrario, goza de salud gracias a él, porque la España de las autonomías respeta la identidad de cada territorio, no los enfrenta

El rey Felipe acompañado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Senado, Ander Gil, posa para la foto de familia con los presidentes autonómicos a su llegada a la reunión de la XXVI Conferencia de Presidentes

El rey Felipe acompañado por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente del Senado, Ander Gil, posa para la foto de familia con los presidentes autonómicos a su llegada a la reunión de la XXVI Conferencia de Presidentes / EFE/Juan Carlos Hidalgo

Luz Martínez Seijo

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

El populismo tiene muchas caras en nuestro país y cada vez es más versátil, incluso hasta transformista, porque para sacar tajada política y sumar votos, todo vale. Mensajes facilones que transmiten verdades muy sesgadas, exageraciones, mentiras, acusaciones, agresividad, cuestionamiento del Estado de derecho y de la igualdad entre españoles son el caldo de cultivo para captar adeptos entre inconformistas, y en muchos casos, personas que se encuentran cómodas en lo ‘antisistema’. 

En el gran cajón del populismo son muchos los tópicos que tienen cabida: ataque a la igualdad, y de paso a los derechos de las mujeres, violencia de género, inmigración, negacionismo del cambio climático y consecuentemente el rechazo a una transición energética, anhelo por una España preconstitucional y rechazo a la reparación de las víctimas del franquismo y a la memoria democrática, exaltación y sobredimensión de determinadas costumbres “identitarias”, españolismo frente a diversidad cultural, defensa del castellano frente a los derechos lingüísticos y extensión de lenguas cooficiales, derechos como restricción de libertades, etcétera.

Y en el cajón del populismo también entra nuestra España de las autonomías, la expresión del desarrollo del Título 8 de la Constitución Española. ¡Qué simple y qué burdo es apelar a la desigualdad resultante de nuestro Estado autonómico! Como si las desigualdades pudiesen desaparecer por el simple hecho de eliminar competencias autonómicas. ¡Qué insulto a la inteligencia humana y qué demagogo es criticar el Estado autonómico a la vez que se forma parte de pactos de gobiernos autonómicos! ¡Qué oportunismo el de aquellos que claman más igualdad y uniformidad territorial y votan en contra de medidas de redistribución social! ¡Qué cinismo el de aquellos que piden bajada de impuestos de manera general y demandan más ayudas sociales y del Estado! ¡Qué hipocresía se vislumbra cuando se cuestiona la libertad, pero solo la quieren y la defienden para disfrutarla unos pocos! 

No, no quieren eliminar el Estado de las autonomías para que haya más igualdad territorial sino para que su concepto unitario de España se imponga al de la diversidad. La unidad de España no peligra por el Estado autonómico, todo lo contrario, goza de salud gracias a él, porque la España de las autonomías respeta la identidad de cada territorio, no los enfrenta. 

La España de las autonomías une a los ciudadanos en una España plural, con identidades compartidas pero aceptando las diferencias y la enorme diversidad cultural existente. Atacar la España de las autonomías es un ataque contra la cohesión y desarrollo social, cultural, económico y educativo que se ha producido en España desde que España es democrática. Más de 40 años de democracia nos han dejado un legado que no debemos olvidar, porque antes simplemente no existía. 

Resulta llamativo que el PP y la ultraderecha de Vox, los que nunca estuvieron con la Constitución Española, la defiendan ahora con uñas y dientes, eso sí, una defensa de pacotilla. Unos la defienden solo en aquello que les interesa pero no en aquello que la CE les exige, como la renovación del Consejo General del Poder Judicial o del Tribunal Constitucional. Los otros la quieren mutilar, acabando con el Estado autonómico.

Más honestidad es lo que se debe exigir cuando se juega con nuestra cohesión territorial y cuando se cuestiona lo que une a la España de las autonomías. Se miente cuando se dice que hay 17 sistemas educativos, 17 sistemas de salud, 17 sistemas de bienestar, etcétera. Hay leyes básicas que establecen lo común para todas y garantizan la igualdad y cohesión territorial. Pero en una sociedad democrática existe la política. Las personas elegimos libremente quién y cómo queremos que se gobierne nuestro territorio. Por supuesto que existen diferencias y se generan desigualdades, porque no todos pensamos ni actuamos igual. Pero esto no es efecto de las autonomías, sino de la democracia.

La ultraderecha no pide igualdad, exige uniformidad, que es muy distinto. Una uniformidad según su manera de entender la vida y la sociedad, que no es la mayoritaria. Quieren volver a un sistema clasista, de predominio de los pudientes a costa de los que les sostienen, las clases medias y trabajadoras. Reclaman con sus discursos una igualdad irreal, pero ellos no creen en la igualdad, sino en los privilegios de unos pocos alimentados por personas a las que no defienden, por las que no trabajan, por las que no van a luchar nunca, solo las utilizan. 

La España autonómica ha ayudado a eliminar las diferencias existentes en el acceso al sistema de salud, a que disminuyan las diferencias autonómicas en rendimiento educativo, en los niveles educativos alcanzados por la población adulta, a que los sistemas sociales eviten una mayor desigualdad entre ricos y pobres, a que haya una gestión más equilibrada de los recursos procedentes de Europa como es el caso de la PAC, a desarrollar y conocer mejor nuestras identidades culturales y lingüísticas, a resolver los problemas específicos de las personas, desde la cercanía y con un mayor conocimiento.

Atacar el Título 8 de la Constitución Española, el Estado autonómico, no es de patriotas, es un ataque a España, porque España no es una sola identidad, es un Estado en el que todos y todas debemos caber, con nuestras peculiaridades y singularidades, con respeto a todas ellas: las ideológicas, las culturales, las lingüísticas, las territoriales… No entenderlo es no entender España, ni la historia de España que ha construido la sociedad española en los últimos 44 años.