Balance de temporada

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El Barça, sin margen de error

Laporta no ha enderezado aún la situación económica insostenible del club, pendiente de demasiadas operaciones todavía por concretar

Joan Laporta, en la rueda de prensa en la que ha ofrecido explicaciones sobre la venta de entradas

Joan Laporta, en la rueda de prensa en la que ha ofrecido explicaciones sobre la venta de entradas / VALENTÍ ENRICH

En el resumen deportivo de la temporada que termina, el ‘president’ Joan Laporta concedió un «aprobado justito» al primer equipo en unas declaraciones a Catalunya Ràdio. Más allá de las tibias esperanzas que generó el fichaje de Xavi Hernández como entrenador, el segundo puesto en la Liga ha acabado siendo el mayor logro del año: un simple consuelo frente al desastre que se avecinaba y con una dinámica negativa en los últimos meses, se debe, en buena parte, a lo que Laporta califica como «una plantilla no consolidada». Una manera piadosa de reconocer que solo se ha podido parchear el despropósito consecuencia de años de mala gestión. Aunque también es verdad que el club tiene al alcance dos triunfos de prestigio a nivel europeo (la Euroliga de baloncesto y la final de la Champions del triunfante equipo femenino), el fútbol masculino y todo el universo que se mueve a su alrededor es el motor social y económico de la entidad. Y es justamente en este último apartado donde Laporta no ha enderezado aún con la diligencia que exigía la situación insostenible que encontró sobre la mesa: un patrimonio negativo de 500 millones de euros, una elevada deuda financiera de vencimiento inmediato y una masa salarial de la plantilla de fútbol profesional que aún no se ha podido redimensionar tras la letal herencia de la etapa Bartomeu y que solo ha permitido efectuar fichajes de circunstancias interpretando al límite las reglas del 'fair play' financiero.

«La prioridad es sanear la economía», ha dicho Laporta. Y recuperar un músculo negociador que, hoy por hoy, es francamente débil en el mercado de fichajes. Los dos parámetros están relacionados. Por un lado, el Barça vive pendiente activar demasiadas «palancas», operaciones económicas aún por concretar que deberían aminorar la deuda acumulada y la falta de ingresos recientes para evitar, el 30 de junio, un balance con pérdidas. Hablamos de cerrar un acuerdo con CVC para vender parte de los futuros ingresos televisivos y de la venta de un 49% de Barça Studios (con una rentabilidad y un horizonte de negocio aún por descubrir) y de Barça Licensing & Merchandising (BLM), la sociedad filial del club que gestiona el negocio de camisetas y otros derechos de imagen. Por otro, el club aún no ha completado la remodelación de la plantilla que ha de significar el acceso al 'fair play cash' gracias a la rebaja de los salarios desorbitados que han llegado a pagarse a jugadores que, por otra parte, no han rendido deportivamente. Coutinho, el fichaje más caro de la historia, ya ha sido vendido al Aston Villa (por 20 millones), Dembélé está más lejos que cerca del Camp Nou y se baraja la posibilidad de traspasar a Frenkie de Jong al United para generar margen de beneficio y liquidar la amortización y el salario pendientes. 

Quince meses después de su nombramiento, Laporta ha asumido la máxima responsabilidad de la entidad no solo como representación institucional sino también como primer directivo ejecutivo. Después de la renuncia de Ferran Reverter como CEO, la figura del presidente ha adoptado un perfil más personalista. Ha asumido una responsabilidad de gestor inmediato y tendrá también que responder de su labor. El patrocinio de Spotify (camisetas y derechos sobre el nombre del Camp Nou por cuatro años por unos 280 millones) y la anunciada reactivación del proyecto del Espai Barça con una atrevida operación financiera con Goldman Sachs están en su haber. Pero estará en su debe la imposibilidad de conseguir liquidez y recursos si las «palancas» no se activan convenientemente. E incluso si lo hacen, dejarán el club peligrosamente hipotecado y sin margen alguno para el error.