La nota

Barcelona sin derecha

Solo falta un año para las municipales y solo los tres candidatos de izquierdas del 2019 parecen tener opciones

Elsa Artadi renuncia a ser candidata a Barcelona por motivos personales

Elsa Artadi renuncia a ser candidata a Barcelona por motivos personales / Manu Mitru

Joan Tapia

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Barcelona mira a la izquierda. Basta repasar la lista de alcaldes desde las primeras elecciones democráticas para comprobarlo. Solo Trias, un centrista de CiU, era ajeno a la izquierda. Y, Trias aparte, solo Colau no es del PSC.

 Lo nuevo y extraño es que ahora, cuando Colau colecciona detractores, no hay candidatos de centro-derecha con gancho. Elsa Artadi, de Junts, acaba de tirar la toalla por sorpresa y el PP sigue en el 'no sabe, no contesta'. Hace años, Josep Maria Cullell y Artur Mas, por CiU, o Enrique Lacalle y Alberto Fernández-Diaz, por el PP, plantaban cara a los alcaldes socialistas. Curioso, contra la alcaldesa de Podemos, el centro-derecha se ha eclipsado.

Si todo sigue así solo los tres candidatos más votados del 2019, Ernest Maragall, Ada Colau y Jaume Collboni, tendrán opciones en las municipales de dentro de un año. Ninguno de ellos tendrá mayoría absoluta y puede ser alcalde el que luego logre más aliados. En el 2019 lo fue Ada Colau con 10 concejales (los mismos que Ernest Maragall pero con menos votos), porque logró el apoyo del PSC y de Manuel Valls.

La batalla entre estos tres será dura. Maragall ya ha acusado a Colau y Collboni de haberse beneficiado del espionaje del CNI, como si las escuchas también tuvieran el poder de torcer voluntades.

Ada Colau no está en su mejor momento. Sigue siendo la alcaldesa de la protesta, elegida en el 2015 tras la reacción airada contra la larga crisis del 2008-2014. Tiene incondicionales de los que simpatizan con el decrecimiento (no al aeropuerto, no a los JJOO…), pero la ciudad quiere recuperar alegría. Mi impresión es que no tendrá un mal resultado, pero bajará de los 10 escaños y será difícil que repita mandato.

Los otros dos -Maragall y Collboni- vienen del PSC, pero hoy son el agua y el aceite. A Maragall se le reconoce buen conocimiento de la ciudad, el mundo económico le prefiere a Colau, es el hermano del alcalde olímpico y ERC es una marca con empuje. Tiene en contra la edad (79 años), pero Trump y Biden ganaron pese a ello. Y se habla de la competente Ester Capella, antigua 'consellera' de Justícia y actual delegada de la Generalitat en Madrid como su Kamala Harris. Maragall está decidido, puede repetir resultados e incluso subir algo.

El otro candidato es Jaume Collboni, que llegó tercero, con ocho concejales, en el 2019. Collboni se ha esforzado y afianzado como el hombre del diálogo con la sociedad civil en el ayuntamiento de Colau. Y puede unir a los votos socialistas (una reciente encuesta dice que el PSC está al alza en Catalunya) los votos moderados o centristas que no encuentren un candidato como Trias o incluso Lacalle. Ya hubo mucho centro-derecha que votó a Pasqual Maragall, o a Joan Clos cuando se presentó por primera vez.

Pero no es fácil encarnar la alternativa a Colau tras haber compartido mandato. Collboni lo sabe, marca distancias y se está enfundando en la bandera de la 'Barcelona del Sí' (al aeropuerto, a los JJOO, a la inversión tecnológica) frente a la del recelo y el no que esgrimen muchos partidarios de Colau.

No es fácil que Collboni supere a Maragall y todavía es más difícil que los dos puedan entenderse. Todo puede depender pues, como en el 2019, de las alianzas que luego se articulen. Y eso es difícil de prever. Entonces algunos ingenuos (con dinero) creyeron que Manuel Valls ganaría. Pocos vieron -salvo Iceta- que sería clave para que Colau fuera alcaldesa y evitar así que el independentismo mandara en las dos caras de la plaza de Sant Jaume.

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