El Liceu y las puertas del paraíso
Si vuelvo sobre las declaraciones del director artístico del Liceu no es con ánimo de hurgar en la herida de su error, sino porque si algo tengo claro es quien entrará primero en el paraíso sin que San Pedro dude un segundo en acogerlo
Núria Iceta
Editora de 'L'Avenç'
El pasado día 12, el director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar, justificó, ante el estupor y la indignación de muchos, el encargo de unas rejas para impedir el acceso al atrio del Liceu a personas que, según afirmó, generaban problemas de “violaciones, prostitución, gente pinchándose heroína, gente durmiendo en él porque no tienen ningún sitio más y no quieren marcharse”. Veinticuatro horas después se disculpaba con la (in)evitable fórmula de “en caso de que alguien se haya ofendido”, pero calificaba sus declaraciones de “inexplicable error personal” y apelaba al trabajo que desde hace años se hace desde el Liceu por "la accesibilidad y la inclusión de una manera verdadera y honesta".
Había tantos errores en sus declaraciones que era difícil salvar nada. Sobre la concepción del arte (imagino a Plensa con las manos sobre la cabeza), sobre lo que debe ser una institución cultural pública, sobre la idea de espacio urbano (no se puede hablar de convivencia ya la vez poner en un mismo saco un sinhogar que un criminal). Pero lo que más daño me hizo es la afirmación de que "en las puertas del paraíso hemos encontrado el infierno”. Entiendo que en la desafortunada metáfora el Liceu era el paraíso puertas adentro, y el infierno los ocupantes ocasionales del atrio. Entiendo también que se establecía una línea divisoria entre el bien y el mal y los que tenían derecho a entrar y los que no.
Si vuelvo sobre estas declaraciones no es con ánimo de hurgar en la herida de su error, sino porque, si algo tengo claro con mis pobres estudios de teología, es quién entrará primero en el paraíso sin que San Pedro dude un segundo en acogerlo. Antes será una persona que no ha tenido en esta vida las oportunidades que hemos tenido el señor García de Gomar cobrando por entrar cada día en el Liceu o yo que tengo el privilegio de poderme pagar el abono cada año. El paraíso no conocerá diferencias de clase, y el cielo en la tierra lo tenemos que construir cada día cada uno de nosotros. Como hacen tantas entidades sociales del Raval a las que, en realidad, va dedicado este artículo.
Suscríbete para seguir leyendo
- Una intensa granizada impacta en Barcelona y el litoral catalán
- El SMS que Hacienda está enviando a todos los que han hecho esto en su declaración de la renta
- Sumergir los pies en vinagre, la nueva tendencia que arrasa: estos son sus beneficios
- Catalunya rechaza el reparto de menores no acompañados llegados a Canarias que propone el Gobierno
- Encuesta elecciones Catalunya: El PSC se afianza en cabeza y Junts toma la delantera en su pulso con ERC
- Saltan las alarmas por el estado de salud de uno de los Mozos de Arousa
- Una familia recupera la titularidad de un piso de Girona tras varios intentos de desahucio
- Un luchador iraní es golpeado por el público y suspendido de por vida tras pegar una patada a una chica en el ring