Ágora | Artículo de Paloma Baena

Una Unión más perfecta

La guerra en Ucrania no debe relajar la exigencia del pleno cumplimiento del Estado de derecho en países como Polonia o Hungría

Archivo - Banderas de la UE en la sede de la Comisión Europea en Bruselas

Archivo - Banderas de la UE en la sede de la Comisión Europea en Bruselas / ALEXEY VITVITSKY / SPUTNIK / CONTACTOPHOTO

Paloma Baena

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‘A more perfect union’. Una frase clave en la retórica política estadounidense que da inicio a la propia Constitución de 1787.  

Cuando discursos como el de Barack Obama el 18 de marzo de 2008 hacen referencia a una unión más perfecta, hablan en realidad de la protección y fortalecimiento de valores comunes: la solidaridad, la inclusión, la libertad individual y la no discriminación. Valores que fundamentan la condición de ciudadano estadounidense, independientemente del país de nacimiento. 

En Europa, el intento de aprobar una Constitución europea fracasó en la primera década de este siglo, tras ser rechazada en referéndum por Francia y Países Bajos. El proceso constitucional no nació de la voluntad de sus ciudadanos de constituirse como nación, sino del esfuerzo de sus gobernantes de aunarlos en torno a un único proyecto. ¿Estamos ahora preparados para perfeccionar nuestra Unión? 

En sus artículos iniciales, la Constitución europea señala que “la Unión se fundamenta en los valores de respeto de la dignidad humana, libertad, igualdad, Estado de derecho y respeto de los derechos humanos”. Busca “unir en la diversidad” gracias a valores profundamente democráticos.

Con o sin Constitución, en Europa estamos ante el momento en el que estos valores, y su defensa sin fisuras, definirán el futuro de nuestra Unión y también su posicionamiento geopolítico. Ante la invasión de Ucrania, pero también ante retos como la regulación de la economía digital, la transición energética y el cambio climático o la defensa de los derechos humanos, surgen de nuevo en el mundo grandes bloques diferenciados. En la respuesta a estos retos, desde un posicionamiento basado en valores, se forjará el destino político de la Unión. 

Un ejemplo concreto es el mecanismo que vincula la participación plena en el instrumento ‘Next Generation EU’ al cumplimiento pleno del Estado de derecho. Su adopción fue bloqueada inicialmente por Polonia y Hungría, que llegaron a interponer recursos de anulación de esta condicionalidad ante el Tribunal de Justicia de la UE. Desestimados estos recursos, el reglamento de condicionalidad quedó plenamente aprobado y en vigor. 

"La respuesta a agresiones y 'shocks' externos no debe sino reforzar nuestros valores comunes, sin negociación posible"

Pero aprobarlo no es utilizarlo. El Parlamento Europeo ha sido especialmente crítico con la Comisión por no utilizar el mecanismo con agilidad frente a las violaciones del Estado de derecho por los estados miembros, en concreto Hungría y Polonia, y de hecho anunció su denuncia a la Comisión ante el Tribunal de Justicia por inacción. 

Ante la invasión rusa de Ucrania se ha planteado el riesgo de que la Comisión congele la aplicación del reglamento de condicionalidad o sea más permisiva respecto al alcance de posibles reformas que los países planteen. Siendo uno de los principales receptores de refugiados, Polonia es uno de los estados más firmes contra Rusia. Como vecino de Ucrania, Hungría se ve también afectado, si bien su posicionamiento no está claro dados sus vínculos energéticos.

Sin embargo, la respuesta a agresiones y 'shocks' externos no debe sino reforzar nuestros valores comunes, sin negociación posible. Lo contrario, quizá práctico en el corto plazo, sería dañar la Unión en el medio y largo plazo. Recientemente la Comisión anunció la activación del mecanismo para Hungría por supuestas erosiones al Estado de derecho incluyendo corrupción, que podrían estar relacionadas con fondos europeos. En el caso de Polonia, aún no se ha activado. Habrá que ver si el conflicto con Bruselas continúa en primer plano o si es posible que, ante las consecuencias de la invasión rusa, se dé luz verde a su plan nacional de recuperación sin que se produzcan las necesarias reformas para el pleno respeto al Estado de derecho. 

Es posible también que el conflicto en Ucrania sirva para acelerar el propio proceso de reforma interno. Precisamente son la plena democracia, un poder judicial independiente, la libertad ciudadana y el imperio de la ley los valores que Ucrania defiende hoy con nuestro apoyo, incluyendo el de Polonia. 

Defender lo intangible tiene, como en el caso de Estados Unidos, un valor incalculable: el de unirnos como sociedad en nuestra diferencia. Con o sin Constitución, debemos estar preparados para perfeccionar nuestra Unión mediante la defensa radical de nuestros valores que son, después de todo, origen y destino del proyecto europeo.