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Última llamada para los Juegos

Pese a los amagos de Catalunya y Aragón de ir en solitario, la única solución con posibilidad de triunfo es reconstruir la unidad de la candidatura

Slalom paralelo de la Copa del Mundo de Snowboard en La Molina

Slalom paralelo de la Copa del Mundo de Snowboard en La Molina / Joan Cortadellas

Los desacuerdos entre Catalunya y Aragón amenazan con arruinar la candidatura conjunta para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. Las posiciones están tan alejadas que ambas comunidades autónomas se están planteando ya presentar candidaturas por separado. Una mala idea, porque la única posibilidad de que la candidatura triunfe se basa en que haya una única aspirante, dejando atrás las divergencias políticas que han llevado a la ruptura.

Es conocida la reticencia del Comité Olímpico Internacional (COI) a conceder la organización de los Juegos a países en los que no existe unidad política y en los que la candidatura no cuenta con el aval de todos los gobiernos implicados, en este caso del Gobierno central y de los dos gobiernos autonómicos. La semana pasada, el COI ya advirtió de que las diferencias políticas hacían «perder credibilidad» a la candidatura de los Pirineos, que ya de por sí tiene el difícil reto de demostrar que puede adaptarse tanto a las condiciones climáticas locales como a las exigentes criterios de sostenibilidad fijados por el COI. 

La unidad es imprescindible porque la competencia es poderosa. Dos ciudades norteamericanas, Salt Lake City (Estados Unidos) y Vancouver (Canadá), y una japonesa (Sapporo) competirían con la candidatura española. Las tres tienen la ventaja de la experiencia porque ya han organizado antes Juegos Olímpicos de Invierno, pero también la desventaja de repetir candidatura, mientras que los Pirineos nunca antes han conseguido unos Juegos de invierno, a pesar de que la localidad aragonesa de Jaca lo ha intentado, sin éxito, en cuatro ocasiones (1998, 2002, 2010 y 2014). 

Hay que recordar que ya se había alcanzado un acuerdo (teóricamente técnico, aunque con clara intención de equilibro político) sobre la composición de la candidatura, suscrito por todas las partes implicadas (Gobierno central, Gobierno de Aragón, Comité Olímpico Español –COE– y Generalitat), pero después el Gobierno presidido por Javier Lambán se descolgó del pacto argumentando que Aragón se sentía perjudicado en el reparto de las pruebas. El acuerdo adjudicaba el esquí alpino, el snowboard, el 'freestyle' y el esquí de montaña al Pirineo catalán, mientras que el esquí de fondo y el biatlón iban al Pirineo aragonés. Aragón asumía también el curling (en Jaca), el patinaje sobre hielo y las pruebas de velocidad, mientras que Barcelona sería la sede del hockey sobre hielo. El principal problema parece ser el esquí alpino y por eso Aragón ha propuesto la alternativa de dividir las pruebas por sexos, es decir, que si el esquí alpino masculino se celebraba en Catalunya, el femenino debía ir a Aragón. Un intercambio de pruebas (el 'freestyle' en Aragón y parte del patinaje artístico en Barcelona) también ha sido rechazado por Aragón.

El COE admite que en el último tramo de las negociaciones Catalunya ha actuado con mayor flexibilidad, pero lo cierto es que el bloqueo permanece y el COE ya ha advertido de que o hay candidatura conjunta o no hay candidatura. Por eso, pese a los amagos por ambas partes de presentarse en solitario, la única solución es apurar las negociaciones hasta el final y reconstruir la unidad de la candidatura. El COE ha fijado la fecha tope para dentro de nueve días, antes de que el 1 de junio el presidente del COI, Thomas Bach, visite Barcelona. En esos nueve días hay que lograr un acuerdo para que el Pirineo tenga posibilidades de albergar por primera vez unos Juegos Olímpicos de Invierno.