El dodo está aquí
Si creemos con firmeza en nuestros animales, todavía vivos, quizá podamos salvarlos de la extinción
Jordi Serrallonga
Arqueólogo, naturalista y explorador. Colaborador del Museu de Ciències Naturals de Barcelona.
Jordi Serrallonga
Viajamos hasta una remota isla en el océano Índico. Volcanes activos, cascadas de ensueño y arrecifes de coral infestados de tiburones; todo parece salido de una aventura 'verneriana' si no fuera porque, en vez de desplazarnos a bordo del Nautilus o el Albatros, volamos en un Boeing; o porque, una vez en tierra, los atascos de tráfico acaban poniéndote de mala leche. El objetivo es recoger datos sobre diversos animales que se extinguieron en La Reunión.
La ínsula africana, situada al este de Madagascar y al suroeste de Mauricio, aún hoy pertenece a Francia. Fue el hogar de una tortuga gigante y de un ave antaño conocida como 'Solitaire de Bourbon' (el topónimo monárquico que, por razones obvias, fue sustituido tras la Revolución Francesa). Con la llegada de los colonos en el siglo XVI, y en pocas décadas, ambas criaturas perecieron junto a un murciélago, 12 especies más de aves y tres de reptiles. Un desastre medioambiental, en plena Edad Moderna, que el Museo de Historia Natural de Saint-Denis intenta divulgar. Aquí topamos con el esqueleto –donado a la institución en 1890– de otra ave extinta pero forastera: el dodo.
Desapareció de la vecina isla de Mauricio casi en paralelo al 'solitaire': siglo XVII. Fueron cazados por los marinos europeos y sus huevos depredados por animales invasores que, junto con los humanos, transformaron el medio hasta hacerlos invisibles. La diferencia es que del dodo conservamos unos pocos restos fósiles, e incluso dibujos, mientras que el solitario se extinguió sin que nadie se molestase en recoger un simple hueso o pluma, ni tan siquiera lo retrataron. Solo se conservan algunos testimonios escritos a partir de los cuales sabemos que, a duras penas, podía volar pequeños trechos; algo que recientemente han ratificado unos primeros hallazgos paleontológicos. Esto lo hermana con el dodo, del cual sabemos que tenía las alas atrofiadas. De hecho, los expertos estiman que las dos aves podrían proceder de un ancestro común. Ahora bien, ni agraciado con semejante pedigrí, el 'Solitaire de La Réunion' ha alcanzado la fama que ostenta el dodo. Mientras que el primero tuvo que esperar –hasta el año 1995– para ser aceptado como una especie endémica, el dodo fue protagonista de debates naturalistas, valiosas pinturas y relatos literarios que se remontan en el tiempo. Cabe destacar la fascinación de Lewis Carroll por el dodo del Museo de Historia Natural de Oxford; de aquí su inolvidable aparición en 'Alicia en el país de las maravillas'.
Paradojas de la vida, mientras que el legado del dodo pasa muchas veces desapercibido en la mismísima isla de Mauricio, en la Reunión esta ave columbiforme supone todo un símbolo. En sentido opuesto, y como para demostrar que nadie es profeta en su tierra, no se habla del pobre y olvidado 'Solitaire de la Réunion' salvo en el museo y los círculos académicos. Además, desde los 50, el dodo forma parte del vistoso logotipo de la cerveza local: Bourbon. Aunque no la conocen con este nombre descoronado –bien visible en la etiqueta–, por lo que te arriesgas a deshidratarte como no pidas «la dodo». El reclamo publicitario, escrito en la lengua criolla local, es toda una declaración de intenciones: 'La dodo lé la' (La dodo está aquí). Efectivamente, el dodo es un icono para las tiendas de suvenires y los grafitis urbanos; articula leyendas y forma parte de varias expresiones tradicionales criollas. Un ave muy presente en una isla que no es la suya. Cuidado. Maticemos. Esto es lo que opina la ciencia. Mejor no llevar la contraria a los reunionenses.
Preguntamos al dependiente de una tienda sobre la fascinación por el dodo, aun siendo originario de Mauricio. Responde: «se cree que también vivió en la Reunión...». Un taxista y otros entrevistados son más vehementes: «¡el dodo vivió aquí!». No conocen al 'solitaire'. Habrá que divulgarlo.
Marchas de la isla y el 'fast-food' del aeropuerto luce al dodo como marca comercial. Un pueblo, una cultura, ha rescatado a un animal invisible que se extinguió en Mauricio, y lo ha convertido en un mito de La Reunión. Tal es su convencimiento que lo han visibilizado. Si creemos con firmeza en nuestros animales, todavía vivos, quizá podamos salvarlos de la extinción.
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