ANÁLISIS

Castigados sin jugar

Xavi da instrucciones en el Benito Villamarín ante Dembélé.

Xavi da instrucciones en el Benito Villamarín ante Dembélé. / FCBarcelona

Sònia Gelmà

Sònia Gelmà

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Xavi desprende realismo. Ha sido un camino progresivo, por momentos casi imperceptible, con el que ha ido trasladando su perspectiva eufórica respecto a la plantilla de cuando llegó, a una visión mucho más crítica que se acerca en el juicio al “esto es lo que hay” de Koeman. Del "somos el Barça" inicial al "somos lo que somos". Xavi no se conforma, pero su mensaje es una advertencia, para aspirar a títulos hace falta mejorar la materia prima. Sabe lo que tiene y sufre por lo que podrá tener. 

El anuncio inminente del fichaje de Haaland por el City resulta un ejemplo doloroso de cómo le ha costado al club asumir que, de momento, está fuera del juego. Cabe recordar que Xavi se desplazó hasta Múnich para explicarle su proyecto con la esperanza de que el apartado económico fuera secundario. Ni siquiera así el Barça podía aspirar a incorporarlo. El club azulgrana es aquel niño que se sabe castigado, le han dejado sin pelota, y sin embargo, aprovecha cualquier despiste para volver al campo, hasta que el vigilante lo ve y lo vuelve a enviar a la grada.

Ha sido un camino progresivo, por momentos casi imperceptible, con el que Xavi ha ido trasladando su perspectiva eufórica respecto a la plantilla de cuando llegó, a una visión mucho más crítica 

A Xavi le queda un margen para la ilusión, aquel que permitió que en el mercado invernal le trajeran de la nada a Ferran Torres. Un fichaje de 55 millones de euros cuando la situación invitaba a pensar que todas las incorporaciones serían descartes de otros equipos, o lo que ahora llamamos oportunidades de mercado -- que en otro tiempo eran incorporaciones innecesarias pero a teórico buen precio. Teniendo en cuenta que André Gomes o Antoine Griezmann entraron en esa categoría, casi mejor que ahora sean gangas a coste cero. 

La situación para el Barça no es nueva, ya la vivió el verano pasado y parece encontrarse en el mismo punto, con la sensación de que deberá sacrificar a más de un jugador útil si quiere tener algo de movimiento en su plantilla. Ante el optimismo presidencial, que aun cree que encontrará un resquicio donde volver a colarse en el juego, el mensaje del entrenador parece más fiable, aunque también más preocupante. 

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