Artículo de Imma Sust
Imma Sust

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Periodista

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Las armas y las consecuencias

Las guerras no se arreglan dando o vendiendo armas. Porque esta es otra. ¡Menudo negocio!

Afganistan recupera la obligatoriedad del burka para las mujeres

Afganistan recupera la obligatoriedad del burka para las mujeres / REUTERS/Vasily Fedosenko

En esta vida, todos los actos tienen consecuencias. Ya sean voluntarios o involuntarios. Y aunque la vida nos enseña a base de ensayo y error, parece que hay lecciones que no queremos ver o que no nos interesa aprender, aunque las consecuencias sean mortales. El cambio climático es un gran ejemplo de ello. Vamos tirando, nos vamos quejando y, como decía mi abuela, “el uno por el otro y la casa sin barrer”. Luego, hay consecuencias que llegan muy tarde, pero que nos dan una gran lección, aunque incluso ni así aprendemos.

A partir de este sábado, las mujeres de Afganistán estarán obligadas a llevar burka cada vez que salgan de casa. Así lo ha anunciado el líder supremo del Emirato Islámico de Afganistán, Hibatullá Ajundzada. Queramos o no aceptarlo, esto es culpa nuestra. Y cuando digo nuestra, me refiero a Occidente. Resumiéndolo mucho, os recuerdo que en Afganistán las mujeres iban en minifalda en los años 70 y podían estudiar y trabajar. Eran libres. ¿Rusia invadió y los americanos qué hicieron? Dar armas. ¿Quién agarró las armas? Pues los terroristas. Los talibanes. ¿Quién manda ahora? Los talibanes. Muy bien, lección aprendida. Las guerras no se arreglan dando o vendiendo armas.

Porque esta es otra. ¡Menudo negocio! La historia se repite y ahora damos o vendemos armas a Ucrania. ¡Para que se defiendan! No sé ustedes, pero cuando uno de mis sobrinos pega al otro, no le doy un cuchillo al peque para que se defienda. Intento empatizar con el pueblo ucraniano, créanme. Me veo en casa encerrada mientras caen las bombas y pienso en esas armas. ¿Quién las cogería? Ya os digo que yo ni nadie de mi familia lo haría. Miro las mujeres de Afganistán y se me parte el alma. Miro los ciudadanos de Ucrania y se me parte también. Son utilizados para amortizar armas y hacer negocio. La política, igual que con el cambio climático, siempre mira a corto plazo para cuando lleguen las consecuencias no podamos culpar a nadie. Ojalá me equivoque, ojalá las armas caigan en manos de buenas personas, ojalá no solo se hagan ricos los ricos con las ventas de armas, ojalá se acaben las guerras para siempre.

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