Artículo de Desirée de Fez

¿Multiverso o tormento?

De las discusiones posibles sobre la película de Sam Raimi, hay una atractiva. Es la división de opiniones sobre la necesidad de tener un amplio conocimiento del universo Marvel para disfrutar de ella

Sam Raimi, en el estreno de 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' en Los Ángeles

Sam Raimi, en el estreno de 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' en Los Ángeles / Mario Anzuoni / Reuters

Desirée de Fez

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El viernes se estrena 'Doctor Strange en el Multiverso de la Locura'. Como sucede con las películas de Marvel, tanto en las críticas como en los comentarios en redes hay varias líneas de conversación. Hay quien la comenta en términos de entretenimiento: ¿Es entretenida o es un rollo? Hay quien la pone en relación con 'Doctor Strange' ('Doctor Extraño', 2016): ¿Es mejor la de Scott Derrickson o esta, dirigida por Sam Raimi? Y hay quien se refiere, precisamente, al papel que cumple en la película Raimi, que regresa a Marvel quince años después de cerrar la trilogía de 'Spider-Man' (2002-2007), con Tobey Maguire. ¿Está realmente en 'Doctor Strange en el multiverso de la locura' la huella de Raimi, cineasta con un férreo sentido del entretenimiento? ¿O ha sido engullido por la maquinaria de este tipo de superproducciones?

Sin embargo, de las muchas discusiones posibles sobre la película, hay una especialmente atractiva. Es la división de opiniones en torno a la necesidad de tener un amplio conocimiento del universo Marvel para disfrutar de ella. Todd Gilchrist escribe esto en 'The A.V. Club': “A partir de un guion de Michael Waldron, cuya experiencia previa en el universo cinematográfico de Marvel fue la escritura y la producción ejecutiva de 'Loki', la serie de Disney+, ha heredado una mitología de la locura que exige muchos deberes (la mayoría relacionados con otra serie, 'Bruja Escarlata y Visión', en la que Waldron no trabajó) para que el espectador esté completamente al día”. Y los lectores que comentan su crítica se dividen entre los que defienden ese multiverso de la locura, esa necesidad gozosa de tener un conocimiento previo y global del universo Marvel (lo que incluye, como apunta Gilchrist, las series de Disney+) para disfrutar de la película, y los que viven como un tormento la exigencia de ir al cine con los deberes hechos para poder disfrutar o, simplemente, entender algo. En mi caso, soy del segundo grupo y envidio a los del primero. Pero, más allá de mi opinión, creo que esa doble postura frente a una parte esencial del cine de entretenimiento es un gran tema y, su estudio, una buena manera de entender cómo nos relacionamos en el presente con las mitologías y las historias.

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