Apunte

El PIB va a su aire

El desacoplamiento entre una economía que frena y un empleo y unos ingresos que aceleran cuestiona el método estadístico

DAVID CASTRO MADRID 27-04-2022 POLITICA Nadia Calviño y Yolanda Diaz durante el Pleno del Congreso celebrado esta mañana . Imagen DAVID CASTRO

DAVID CASTRO MADRID 27-04-2022 POLITICA Nadia Calviño y Yolanda Diaz durante el Pleno del Congreso celebrado esta mañana . Imagen DAVID CASTRO / David Castro

Rosa María Sánchez

Rosa María Sánchez

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El Producto Interior Bruto (PIB) va a su aire. El número de afiliados a la Seguridad Social ha subido el 1,8%. Y la recaudación tributaria se ha incrementado el 17% entre enero y marzo en tasa anual (9.262 millones más). Son registros: número de personas que cotizan y dinero que entra en la Agencia Tributaria. Pero la estadística del PIB, conocida este viernes, arroja un frenazo de la economía española, que ha pasado de crecer un 2,2% en el último trimestre de 2021 a apenas un 0,3% en el primero de 2022, con un caída del 3,7% en el consumo de los hogares en términos reales.

Registros por un lado y estadística, por otro. No parecen cuadrar entre sí. A nadie debería sorprender que la economía haya echado el freno en un primer trimestre atormentado por la guerra en Ucrania, con unos precios de la energía desbocados y una inflación al límite del 10%. Lo que sorprende es que, al mismo tiempo, sin embargo, los registros sigan hablando de recuperación de puestos de trabajo y de los ingresos tributarios vinculados al consumo y al empleo. Es un milagro que ya empezó a sorprender el año pasado. No deja de ser curioso que, al mismo tiempo que el Gobierno corrige a la baja forma drástica su previsión de crecimiento para 2022, eleve la de creación de empleo y no empeore la del déficit público.

Se podría pensar que parte de la espectacular recaudación del primer trimestre tiene que ver con la inflación. O que está habiendo cierto afloramiento de economía sumergida (por la generalización del pago con tarjeta y la introducción del ingreso mínimo vital). Pero sigue sin cuadrar el contraste entre el frenazo del PIB y el dinamismo de los ingresos y del empleo.

El propio Instituto Nacional de Estadística (INE) reconoce cierta impotencia y advierte de que “la dificultad inherente a la medición estadística de cambios de coyuntura y de contexto económico tan bruscos como los que vivimos hacen prever que las futuras revisiones de los resultados hoy publicados puedan ser de una magnitud mayor que la habitual”, sin aclarar si serán al alza o a la baja. El desconcierto es grande. El desacoplamiento del PIB es muy llamativo y su método de estimación por parte del INE, que emana de la oficina estadística europea Eurostat, empieza a ser cuestionado entre los economistas. 

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