Artículo de Joan Guix

La covid no ha terminado: cómo gestionar la percepción del riesgo

Cuando se nos dice que la pandemia va de baja, que ya es "como una gripe", que la vacunación nos protege hasta tal punto que las administraciones levantan medidas, se está haciendo que la gente pierda el miedo

Cola de gente para la realización de un test de coronavirus en Pekín

Cola de gente para la realización de un test de coronavirus en Pekín / AFP / NOEL CELIS

Joan Guix

Joan Guix

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Digan lo que digan la covid-19 no ha terminado. Los datos que estábamos viendo lo demostraban y los de esta misma semana lo remarcan. Aunque el nuevo sistema de vigilancia epidemiológica, lo que debe darnos la imagen de la pandemia en cada momento, todavía no está plenamente en funcionamiento, sabemos que las infecciones están en torno a las 1.500 diarias, que la Rt vuelve a estar por encima de 1, lo que demuestra que la epidemia está activa, y el riesgo de rebrote vuelve a subir. También las hospitalizaciones, el único dato fiable en el momento actual, están subiendo, si bien es cierto que los ingresos en UCI no lo hacen, por ahora. Veremos en unos días. Y no solo aquí, sino en toda Europa. Y no hablemos de China.

En el momento actual casi la totalidad de las medidas de protección frente al virus ya están levantadas. Ya no hay un seguimiento de contactos. Ya no hay cuarentena. Fuera aforos, restricciones y mascarillas. Entre nosotros y el virus solo existe la inmunidad, ya sea por vacunación, ya sea por infección. Y los ritmos de vacunación, al desaparecer la sensación de alarma al hablar de 'gripalización', han descendido notablemente, al igual que también baja su efectividad después de meses de la última dosis. Tenemos unos altos niveles de infección, aunque su gravedad no sea tan alta como en oleadas anteriores. Sin embargo, hay que recordar la reflexión de un gran epidemiólogo inglés, Geoffrey Rose: “Un gran número de personas expuestas a un riesgo bajo pueden generar más casos que un bajo número de personas expuestas a un gran riesgo”.

Lo cierto es que se había llegado a una situación difícilmente sostenible. La fatiga epidémica y la situación de la economía, especialmente en países tan dependientes del turismo como el nuestro, junto con los mensajes, quizá, demasiado optimistas basándose en una disminución de la gravedad y la mortalidad de la covid en un mundo post vacuna, hacían que la población cada vez aceptase menos las medidas restrictivas. Las movilizaciones en varios lugares del mundo lo demostraban. La atención primaria, como anteriormente los hospitales, estaba superada y agotada por la demanda asistencial derivada de la pandemia. La situación social era grave. Había que hacer algo. Había que modificar la percepción del riesgo por parte de la población.

El concepto de riesgo es, en realidad, una aproximación a la probabilidad de que un peligro nos afecte en realidad. Pero existen una serie de factores que pueden producir que este riesgo sea percibido de forma más o menos grave por la población. Y la percepción del riesgo puede gestionarse. Y la comunicación del riesgo es esencial en ese sentido.

Factores como el alcance de la enfermedad y su gravedad, la existencia o no de herramientas para combatirla, la familiarización con la epidemia, la sensación de control o la amenaza de la crisis y, sobre todo, su presencia en los medios de comunicación, son palancas esenciales para esta gestión de la percepción del riesgo. Cuando se nos dice que la pandemia va de baja, que ya es "como una gripe", que la vacunación nos protege hasta tal punto que las administraciones levantan medidas, se está rebajando la percepción del riesgo. Cuando esta información casi desaparece de los medios, cuando ya no sale el "parte de bajas" diario, porque ya no hacemos el seguimiento diario de la incidencia y hemos descendido de forma notable la práctica de PCR que nos permita detectar asintomáticos con capacidad de contagiar a otras personas, y desaparecen las declaraciones alarmistas de expertos y similares, cuando en las tertulias el tema ya no es covid, todo esto hace que la gente pierda el miedo. Se sienten más seguros. Esto es convivir con el virus. El riesgo persiste, pero ya no nos parece tan peligroso.

No quisiera ser mal interpretado. No estoy hablando de unos despachos siniestros que generan y manipulan nuestra percepción del riesgo. Estoy hablando de la necesidad de tener en cuenta otras visiones que las puramente epidemiológicas. Estoy hablando de que la pandemia ha sido grave y tiene todavía peligros, pero que otros peligros reales, como la confrontación social y la crisis económica, son tan importantes como la epidemiología. Nadie quiere engañarnos. Todo lo que se nos dice es cierto. Pero es necesario ver el conjunto de la película para entenderla.

Ciertamente estamos mejor que en anteriores oleadas. Ciertamente esto no ha terminado.

Suscríbete para seguir leyendo