Control interno, ministro
Se sabe que el programa Pegasus fue adquirido por el CNI. Pero de ahí a creer que el Gobierno estuviera detrás del espionaje de Catalunya hay la misma distancia que entre M. Rajoy y Mariano Rajoy: una enormidad
Sílvia Cóppulo
Periodista y psicóloga.
Licenciada en Psicología y Doctora en Comunicación. Profesora de Comunicación en la Universitat de Barcelona
Sílvia Cóppulo
¿Se acuerdan de 'M. Rajoy'? La Audiencia Nacional, en la sentencia que condenó al PP por pagar un millón de euros en “b” a su extesorero Bárcenas, nunca supo aclarar quien estaba detrás del apunte M. Rajoy. Un jeroglífico difícil, sin duda. Ese es el país (España). Esa, su justicia y sus gobiernos; los de antes, los de ahora.
Y es que estamos de enhorabuena: el ministro Félix Bolaños pondrá a los espías a espiar a los espías del CNI. Le llama “control interno”, un chiste. Y si llegado el caso fuera necesario, ofrece desclasificar ciertos documentos. Pero el caso no llegará. Total, ¿para qué?
La verdad es tozuda, y se sabe que el programa Pegasus, con el que han espiado a más de 60 políticos, activistas y periodistas independentistas, fue adquirido por el CNI. Para espiar “al extranjero”, dicen. Pero de ahí a creer que el Gobierno estuviera detrás del espionaje de Catalunya, hay la misma distancia que entre M. Rajoy y Mariano Rajoy: una enormidad.
¿Y la tranquilidad espiritual que nos ofrece Bolaños, cuando suelta, que “estamos recuperando los afectos”, o que “comprende la preocupación e inquietud de los afectados”?
Celebremos que esta vez el independentismo se haya puesto de acuerdo, al menos, para incidir en la irrupción del 'catalangate', diseñando una campaña de denuncia internacional, incluida la publicación en 'The New Yorker'. ERC incluso había insinuado al presidente del Gobierno que disponía de las pruebas del espionaje masivo. Pedro Sánchez requirió al CNI, y este respondió lo oficial: que en España solo se espía por orden judicial (cuando se ha espiado hasta a los abogados de los políticos independentistas juzgados por el Supremo).
¿La presión internacional hará mella en la meseta?¿El malestar de ERC repercutirá en su apoyo al PSOE, o se situará en el campo psicológico, al que el ministro es aficionado?
Aunque, ahora que caigo, en el CNI espían mucho, pero un poquito mal. Pinchados los teléfonos desde antes del 1-O, no encontraron ni una urna. Control interno, ministro.
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