Artículo de Manel Esteller

Actualizaciones en cáncer

La inmunoterapia es una estrategia ya consolidada, y representa un cambio de paradigma en los tratamientos oncológicos.

Laboratorio de oncología en el Hospital Sant Joan de Déu.

Laboratorio de oncología en el Hospital Sant Joan de Déu. / periodico

Manel Esteller

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Tomar distancia para ver mejor. Distanciarse de un problema para comprobar su verdadera dimensión. De vuelta del congreso anual de la Sociedad Americana de Investigación contra el Cáncer (AACR) realizado en Nueva Orleans, ciudad que aún se recupera del impacto del huracán ‘Katrina’ de 2005, me siento en mi despacho a reflexionar un poco. Más de 10.000 investigadores se concentraron en el centro de convenciones y compartieron sus últimos descubrimientos. Para los más jóvenes es una oportunidad espléndida de exponerse a toda la ciencia que se desarrolla en el área del cáncer. Mis primeros recuerdos del mismo, ahora que ya hace 25 años que soy miembro de la asociación americana, aún son imborrables. ¡Qué excitación! ¡Qué felicidad! Luego la edad, lamentablemente, todo lo atempera. Pero en todo caso les quisiera señalar brevemente algunos de los puntos y hallazgos más interesantes y destacados en esta excelente reunión.

Se prestó especial consideración a incluir una mayor diversidad de pacientes en los estudios. La mayoría de investigaciones se realizan en población caucásica (blanca, dicho de forma un poco directa) y es reconocida la diferente incidencia de distintos tipos de tumores según la etnia de la persona. No es solo la diferente aparición de tumores, sino que también para el mismo tipo celular pueden presentar alteraciones moleculares distintas, lo que provocaría que determinados tratamientos funcionaran mejor en un grupo geográfico que otro. En este sentido, las características genéticas de tumores más frecuentes en países en vías de desarrollo nos son en parte desconocidas.

Una noticia excelente fue la aprobación de un nuevo fármaco en la terapia inmunológica del cáncer. Se trata de un compuesto dirigido contra la molécula LAG-3 y sus usos primeros van a ser en cáncer de pulmón y melanoma. Este medicamento proporciona una energía extra a nuestras células inmunes, particularmente linfocitos T, para que descubran mejor a las disimuladas células tumorales. Parece además que dándolo en combinación con otro fármaco de inmunoterapia tiene un efecto potenciador de ambos. Otra sustancia activadora del sistema inmune también está a punto de aprobarse, con lo que lo de despertar las defensas del cuerpo humano contra la células rebeldes de los tumores es una estrategia ya consolidada, representando un cambio de paradigma en los tratamientos oncológicos.

Un tercer punto muy interesante tiene algo de cuestión filosófica y de comparación entre especialidades médicas. ¿Por qué nos centramos tanto en tratar las metástasis cuando son quizás el final del camino? ¿Por qué no hacemos como los cardiólogos, que mediante fármacos evitan la progresión de la arterioesclerosis en pacientes con el colesterol elevado? Es difícil comparar. A veces los tumores dan la cara como metástasis y no podemos actuar previamente. También es cierto que en oncología no tenemos biomarcadores tan predictivos del riesgo de enfermedad como en cardiología. Pero a pesar de ello se están empezando a desarrollar estudios llamados de ‘interceptación’ donde se trata de forma eficaz lesiones que aún no son tumores. Y además empiezan a realizarse grandes estudios genómicos para encontrar las alteraciones características de estos tejidos premalignos. 

Se habló también de un tipo de paciente especial. Cuando mencionamos 'mutación' la dividimos en hereditaria (afecta todas las células del cuerpo) o somática (solo está presente en el tumor). Pues existen ciertas personas que se encuentran en medio de ambos casos. Ocurre en las mismas que la mutación se produce aún en fases tempranas del desarrollo humano, pero no en la primera célula, con lo que la alteración afecta a un área del cuerpo. Por ejemplo, a una franja del tórax o a una extremidad. Son los llamados individuos mosaico. Descritos desde hace años en las enfermedades genéticas, ahora empiezan también a ser estudiados en oncología.

Acabar con la irrupción descomunal de la nueva tecnología de célula única. Capaz de detectar una célula alterada entre millones y decirte de qué tipo exacto se trata. Aún es una metodología experimental, muy cara y que requiere análisis bioinformáticos exigentes, pero un día estará al alcance de todos.

Mientras guardo mi bolsa del congreso, pienso en tantos colegas haciendo lo mismo, y deseo que la próxima generación resuelva muchos de los enigmas aún existentes.

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