Elecciones en Francia

Gana Macron, gana Europa

En un periodo donde la polarización contagia y ningún país está exento de vivir sus peores consecuencias, la victoria de Macron es una gran noticia para Francia, y también para nosotros

Simpatizantes del presidente francés, el reelegido Emmanuel Macron, celebran su victoria sobre Marine Le Pen en el Campo de Marte, a los pies de la Torre Eiffel, este 24 de abril de 2022, al cierre de la segunda vuelta de las presidenciales francesas.

Simpatizantes del presidente francés, el reelegido Emmanuel Macron, celebran su victoria sobre Marine Le Pen en el Campo de Marte, a los pies de la Torre Eiffel, este 24 de abril de 2022, al cierre de la segunda vuelta de las presidenciales francesas. / EFE / EPA / YOAN VALAT

Rafael Vilasanjuan

Rafael Vilasanjuan

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Gana Emmanuel Macron, una magnífica noticia para Europa, pero seamos conscientes de que nos ha salvado la campana. Hace cinco años los contendientes eran los mismos y entonces Marine Le Pen tuvo la confianza de uno de cada tres votantes, los otros dos apostaron por Macron; en esta nueva cita, en cambio, a pesar de que han votado muchos menos, el margen se ha estrechado y el populismo radical ha estado más cerca de alcanzar la confianza de la mitad de los votantes. La derecha radical ha dejado de ser percibida como un riesgo o un anacronismo del pasado, para convertirse en una opción real de futuro. Y eso no solo se refiere a Francia, su efecto, como ya ocurrió con la llegada de Trump a la Casa Blanca se está extendiendo irremisiblemente por toda Europa. Tomemos nota.

Con los resultados en la mano, en un régimen presidencialista como el francés, Macron podrá gobernar, pero va a tener que modular su manera de ejercer el poder. Hay mucho que leer en estas elecciones, y no solo en Francia. Puede que a última hora haya funcionado el voto útil, pero durante esta fase final de la campaña ha dado la sensación de que el presidente contaba solo con sus votantes. Desde la izquierda, Jean-Luc Mélenchon ha jugado a la ambigüedad. Desde la derecha, una parte de los electores se ha echado al monte de la opción mas radical. Curioso, porque el partido de Le Pen es ultraconservador, pero no es liberal. Uno y otro se parecen mucho y hacen realidad la idea tan recurrida de que los extremos suelen tener puntos de encuentro. Coinciden Mélenchon y Le Pen sobre el escepticismo en la Unión Europea, donde por diferentes razones ambos defienden que la soberanía compartida es más una renuncia que una oportunidad. Lógico cuando ambos se presentan con una idea recurrente de proteccionismo. Lo que para la izquierda populista se justifica mediante la protección de clases, para los ultraconservadores el proteccionismo es de raza. Un escenario polar que cuestiona desde ambos lados el progreso común del proyecto europeo y que prepara ya las próximas elecciones legislativas que en dos meses decidirá los representantes en el Parlamento francés, con la amenaza de dejar en minoría al partido del flamante presidente Macron.

Pero de momento es hora de celebrar una victoria que sigue por la senda de la construcción de un espacio común de progreso en Europa; del apoyo sin fisuras a un país como Ucrania, brutalmente ocupado y masacrado, o de la necesidad de seguir avanzando en la construcción del proyecto común, incluyendo una nueva fiscalidad. Las principales cancillerías europeas esperaban a Macron y, aunque no lo hicieran tan explícito, temían que una victoria de Le Pen, unida a la de Viktor Orbán en Hungría, fuera el inicio de un repliegue europeo precisamente en el momento en que más falta hace la Unión. En un periodo donde la polarización contagia y ningún país está exento de vivir sus peores consecuencias, la victoria de Macron es una gran noticia para Francia, y también para nosotros.

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