¿Existe la comunicación después de la muerte?

Mujer triste

Mujer triste / Anton Darius |Unsplash

Lucía Etxebarria

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Hasta tres cuartas partes de las personas en duelo dicen haber experimentado alguna forma de comunicación con un ser querido fallecido.

Alrededor de una quinta parte de estas experiencias son "evidenciales", lo que significa que se podría considerar que brindan información que resultó ser cierta.

Pero ¿podemos considerar estas experiencias como reales o solo como alucinaciones inducidas por el duelo?

Testimonios

  • Carlos, 70 años Cuando vendí la casa de mis padres en Santa Fe, Argentina, a punto de cerrar la puerta, dije en alto, medio en broma: “Papa, mamá, si tienen algo que decirme, digan ahora, porque no voy a volver”. De repente la luz de la lamparita del living se prendió. ¡Pero los fusibles estaban ya cortados!
  • Julián, 60 años Enrique y yo fuimos íntimos hasta más o menos los veinte años, pero entonces él se fue a estudiar a otra ciudad y nos distanciamos. Cuando yo tenía 25 una noche me desperté y le vi sentado a los pies de la cama. Pensé que era un sueño o una alucinación. Al día siguiente me contaron que se había suicidado aquella misma noche.
  • Silvia, 40 años Yo estaba conduciendo cuando de repente perdí el control del coche y salí disparada fuera de la carretera. Cuando abrí los ojos el coche olía a jazmín, Me recordó al jardín de mi abuelo, que también olía así. El falleció cuando yo tenía 13 años. Cuando llegó la ambulancia me felicitó por mis reflejos. Creían que yo había dado el volantazo porque había un conductor kamikaze que iba a contradirección en la carretera, y si no llego a salirme de la carretera habríamos chocado.
  • Curra, 32 años Mi abuela era como mi segunda madre, fue la mujer que me crio. Murió a mis 26 años. A la vuelta del funeral me senté en su cama. Entonces le dije en alto: “Por favor, si estás ahí, dame una señal”. Y la lamparita de noche se encendió y apagó, fue como un relámpago, no debió durar ni dos segundos. Lo curioso es que la lámpara estaba desenchufada

¿Qué tienen en común todas estas historias, amén de que hablan de contactos con seres queridos que han fallecido?

Pues que todos son amigos míos, que las he escuchado contar en primera persona, y que todos ellos son ateos. Intencionadamente he escogido historias narradas por gente que no es religiosa ni tampoco habían mostrado jamás, antes de que les sucedieran estas vivencias, una tendencia a la espiritualidad

Antes de que falleciera mi madre yo me tomaba estas historias “con un grano de sal”, como dicen los ingleses. Es decir, con escepticismo. Pensaba que mis amigos habían experimentado algún tipo de alucinación en el duelo.

Ahora quiero contar mi propia historia

El pasado 7 de abril falleció mi madre. Yo me hallaba fuera de España. Y de pronto, y sin causa aparente, me puse a vomitar. Diez minutos después recibo una llamada de mi hija: Mi madre había fallecido. Había fallecido diez minutos antes, justo cuando yo vomitaba sin saber por qué.

Yo no había podido despedirme de ella, cogerle la mano en el último momento. Solo llegué a tiempo para el velatorio. Mis hermanos no consideraron oportuno velar a mi madre toda la noche. Así que decidí pasar yo la noche allí. Pero, como la situación me inspiraba mucha aprensión, dos amigas se quedaron conmigo.

Cuando entré al cuarto de baño, de repente sentí el aroma del perfume que mi madre usaba cuando era joven: First. Me pareció rato que utilizaran un aroma tan particular y, sobre todo, tan carísimo.

A las siete y media de la mañana nos trajeron café y pastas. Miré la hora. Poco después, llamaron al intercomunicador que comunicaba nuestra sala con recepción. Mis dos amigas vieron como yo descolgué el auricular y repetí “¿hola?” varias veces. Al otro lado de la línea nadie contestaba.

Cuando me despedí del personal del tanatorio les pregunté si utilizaban algún ambientador para la sala. Me dijeron que no, que ninguno. Les pregunté si me habían llamado a las siete y media. Respondieron que no. Les dije que era muy importante para mí verificarlo. Me dijeron que todas las llamadas quedaban registradas. Comprobaron el registro. No, nadie me había llamado.

Cuando les expliqué lo que yo había vivido se lo tomaron de la manera más natural. Natalia, la directora del tanatorio, me dijo que llevaba 17 años trabajando allí y que escuchaba historias parecidas casi a diario.

¿Los muertos nos envían mensajes?

Muchas personas creen que han recibido comunicaciones posteriores a la muerte (ADC, por sus siglas en inglés: after death communication). Mensajes de seres queridos fallecidos.

Los psicólogos y psiquiatras pueden enmarcar los ADC a través de tres lentes diferentes: psiquiátrica, psicológica y sobrenatural.

La explicación psiquiátrica enmarca los ADC como posibles alucinaciones o delirios.

Si bien esta lente puede ayudar a identificar y tratar afecciones graves, su uso excesivo puede conducir al rechazo y la patologización de los ADC y puede contribuir al estigma. Amén de que se puede diagnosticar erróneamente a quien ha vivido esta experiencia.

  • La explicación psicológica, que enmarca a los ADC como fenómenos psicológicos normales, permite la exploración profunda de los posibles significados, predictores y consecuencias de las ADC. Y suele interpretar las ADC como alucinaciones que sufren las personas en duelo para poder sobrellevar la pérdida.
  • La explicación esotérica, que enmarca a los ADC como mensajes reales del difunto, puede brindar tranquilidad, esperanza e inspiración al sugerir o confirmar creencias positivas en el más allá y abrir la posibilidad de una comunicación continua con los seres queridos fallecidos. Pero, desde luego, esta forma de interpretar las ADC es la menos aceptada de todas.

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