Una noche bochornosa
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Un triple fracaso del Barça de Laporta

Aficionados del Eintracht invaden las gradas del Camp Nou.

Aficionados del Eintracht invaden las gradas del Camp Nou. / Jordi Cotrina

 La eliminación del Barça frente al Eintracht quedará como una de las noches más bochornosas de la historia del club. La de un triple fracaso, deportivo, institucional y social, ante el que la palabra que vino a la boca de todos, empezando por el presidente del club, fue 'vergüenza'.

El fracaso deportivo, la eliminación por el noveno clasificado de la Bundesliga, con ser doloroso es quizás lo de menos. Nadie dijo que sacar al equipo del pozo en que se hundió tras la deriva de los últimos años y la marcha de Messi fuese fácil: éxitos como los del Bernabéu hicieron olvidar que es un equipo en reconstrucción, que este verano aún debe recomponer muchas de sus piezas. Mucho más grave es el doble fracaso institucional y social.

No debería extrañar tanto que, en vacaciones y con decenas de miles de socios en excedencia, y cuando la política del club es desde hace años la de rentabilizar económicamente el asiento vacío, esta vez en lugar de turistas haya sido la afición rival la que ha ocupado el Camp Nou. La causa se puede buscar en el negligente control de la venta de entradas (con consecuencias esta vez incluso deportivas, y de seguridad) y también en la actitud de demasiados socios que utlizan su abono como un activo comercial. Con miles de aficionados en lista de espera, quizá la reforma del Camp Nou sea la ocasión de depurar situaciones enquistadas. No será fácil en un club en que los socios no son clientes sino propietarios. Pero eso debería incluir un grado de corresponsabilidad para evitar escenas como las de este jueves.